Quito, 16 jun (La Calle).- La accidentada fama de los Bucaram despunta, justamente, con un aparatoso “accidente”. Un accidente tachado de asesinato por un sinnúmero de personas. Una muerte que, en vez de anular políticamente a la familia sirio-libanesa, le brinda una plataforma, sobretodo a Abdalá Bucaram.
La muerte de Jaime Roldós marca el fin de grandes anhelos progresistas, pero, al mismo tiempo, el inicio de la disputa entre dos fuerzas: una liderada por los socialcristianos y otra extranjera, con Abdalá Bucaram al frente. En un escrito de 1998, el historiador Jorge Núñez señala que “el bucaramismo es una oligarquía emergente de origen sirio–libanés, radicada principalmente en la Costa y que había acumulado importantes fortunas en la segunda mitad del siglo XX”.
En 1979, Asaad Bucaram, tío de Abdalá, apoya la candidatura de Jaime Roldós, esposo de su sobrina, Martha Bucaram. Sin embargo, lo hace para poder manipularlo a su antojo. Prueba irrefutable de aquello es el lema popular que rondaba las calles por aquel tiempo “Roldós a la Presidencia, Bucaram al poder” de su campaña electoral. Cuando gana las elecciones, Roldós no está dispuesto a prestar su nombre sin más y decide crear su propio partido. Abdalá Bucaram se pone de su lado y crea el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE).
Jaime Roldós, el trampolín
Abdalá se benefició de la popularidad de Roldós cuando vivo y después de muerto. En 1980 lo nombra intendente general de Policía en Guayas. En entrevista para Radio La Calle, Édgar Frías, exdirigente de Alfaro Vive Carajo (AVC), recuerda que “Bucaram realizaba incautaciones a comerciantes que subían los precios de los productos y con esto alcanza gran popularidad”.
Desde allí empieza a generar una serie de acciones polémicas. Una tesis doctoral que recopila la historia del “Bucaramismo”, señala que la tía política de Abdalá lo calificaba como un “caso clínico” y lo acusó de dirigir contrabandos desde la Intendencia. Mantiene la misma fama en el 84, después de la muerte de Roldós, en la Alcaldía de Guayaquil. La violencia y las amenazas son constantes en su administración. Bucaram “solicita al gobierno de O. Hurtado, $ 1,000 millones para el Municipio de Guayaquil y amenaza con paros para exigir rentas», rememora el trabajo doctoral. Según medios de la época, Bucaram lideró la destrucción de varios negocios durante las protestas.
En 1985, el PRE mociona a Abdalá como candidato presidencial junto con Adoum, uno de sus eternos aliados, con quien sigue generando polémica hasta la actualidad. Sin embargo, por acusar al Gobierno de cometer asesinatos y declarar que las Fuerzas Armadas «solo sirven para desfilar y por ese solo hecho se llevan la mitad del Presupuesto Nacional”, se ve obligado a exiliarse en Panamá.
¿Están liquidados?
Cuando retorna en 2018, ya había forjado una imagen de político perseguido y los diarios de ese entonces escriben frases como: “Delirio en Esmeraldas por la Fuerza de los Pobres (Expreso a-Ene), el pueblo «lloró de alegría» (Universo a-Ene) y en Los Ríos había un delirio igual (Comercio 13-Ene-88)”.
A pesar de todo, no logra ganar las elecciones. Alcanzaría el triunfo en 1996 y un seis meses después sería derrocado. Édgar Frías asegura que la razón no fue su comportamiento, pues “habían intereses de fondo en el manejo económico. Son Febres Cordero, los dueños del Banco Pichincha y el Movimiento Indígena quienes se unen para derrocarlo”.
De nuevo en el exilio, su influencia política mengua. Sin embargo, trabajan como “vocero de los Isaías y las grandes familias oligárquicas”, según Frías. Esto seguirá durante la Presidencia de Rafael Correa.
En la actualidad, el ex Alfaro Vive Carajo cree que ya no poseen mayor influencia en las decisiones políticas. Moreno y sus aliados “los usaron (a los Bucaram) como sicarios para levantar una campaña de desprestigio contra su mayor adversario: Rafael Correa”.
“Están liquidados”, sentencia Frías. Y quizás ésta es la mejor frase para describir los últimos hechos alrededor de esta familia. Dalo Bucaram, hijo de Abdalá, y su esposa tienen órdenes de captura, su padre está en arresto domiciliario y de nuevo, un accidente aéreo rubrica una serie de hechos que conduce, fatalmente, a los Bucaram. ¿Será este el fin de una estirpe esencialmente corrupta?