Por Daniela Rizzo / @loinquieto
Quito, 10 nov (La Calle).- Esta novela estuvo en mi casa durante años antes de que me animara a leerla. Voy a hacer honesta: la portada me daba mala espina. Pero un día me decidí a abrir sus páginas y nunca más fui la misma. No es exageración, esta es una novela preciosa, sencilla y honesta. Y te cambiará la vida si te atreves a leerla.
Escrita por Muriel Barbery, filósofa francesa nacida en Marruecos, esta es una trama tan sencilla que puede ser descrita de la siguiente forma: en un elegante edificio en el número 7 de la calle Grenelle, una niña se siente completamente ignorada por sus padres y su hermana. Tiene una familia con muchísimo dinero, pero con poca alegría.
Mientras tanto, la portera del edificio lleva una vida doble ya que interpreta el papel de mujer simplona frente a los dueños de los departamentos, pero en secreto es una estudiosa de la literatura, el cine, la ópera y las culturas. La amistad entre estas dos mujeres, la llegada de un nuevo inquilino japonés, los pequeños detalles de la vida cotidiana: este libro es encantador y se desliza entre anècdotas muy divertidas.
La novela tiene pocos personajes, algunos de ellos son los perros o gatos que habitan en el edificio. Y por eso me gusta, porque no necesitamos de grandes guerras o batallas para plantear un problema que nos importa a todos: el miedo a sentirnos solos. Después de leer este libro, supe que solo hace falta callar nuestras ansiedades por un minuto para descubrir la fantasía que se esconde entre paredes, edificios y calles.