El gran engaño | Opinión

Ec. Marco Flores / @MARCOAFLOREST

El gran engaño: prometieron que conducirían al país a un crecimiento económico más rápido, generarían empleo digno y estable, reducirían la pobreza y ofrecerían a los ecuatorianos buenas oportunidades de progreso. Nada fue verdad.

Antes de la pandemia la economía ecuatoriana mostraba muy malos resultados. El crecimiento económico se había reducido a 0.0% mientras el incremento del endeudamiento público y la pobreza mostraban un ascenso angustioso. 

A partir del año 2018 el presidente entregó la economía a lo peor de una conducción económica con desaforados intereses en conflicto. Los actores visibles fueron un grupo de economistas cuya «gestión» mezclada con pandemia, retrocedió 11 años el ingreso real per cápita de los ecuatorianos, mientras simultáneamente producían un corte brutal en la inversión social pública, bajo el falaz argumento de que el país «no había hecho los deberes» macroeconómicos.

Llegaron incluso a acuñar y difundir como necesaria verdad una frase reveladora de su inexistente conciencia social y dijeron que “la realidad había superado a la legalidad». Una especie de licencia cínica que no vaciló en anticipar dos años el pago de deuda pública externa. Mientras tanto, la gente pobre moría indefensa en las calles, vencida por la pandemia y el impresentable desabastecimiento en hospitales y centros de salud públicos. 

Lo cierto y doloroso es que aún excluyendo el año 2020, Ecuador tiene cinco años con mínimo crecimiento económico (1.12% en promedio). Esto ni siquiera alcanza para cubrir el porcentaje de variación poblacional anual (1.54%) y además mantiene altos niveles de desempleo, subempleo y pobreza. Mientras más larga la crisis mayor la pérdida de capital humano y este es un problema crucial que agudiza la pobreza.

Millones de ecuatorianos desempleados y empobrecidos siguen sufriendo las consecuencias de lo que en el fondo y en la forma no fue más que un gran engaño.

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