Por: María Isabel Burbano
Quito, 21 ago (La Calle).- El insulto en la política ecuatoriana nos ha acompañado desde tiempos anteriores. Presidentes que insultan a la oposición, diputados que denigran a sus pares e incluso llegan a dispararles tras perder los estribos (véase, por ejemplo, el caso de Otto Arosemena Gómez). La pérdida de la compostura de nuestros representantes se hace más burda conforme pasan los años y no aporta en absolutamente nada al debate, peor aún a la democracia.
Si bien debemos admitir que los insultos en más de un caso han causado la diversión del pueblo, acostumbrado y que muchas veces normaliza ese tipo de acciones, no es un argumento válido si vemos que los gobernantes o aspirantes a un cargo resuelven sus problemas con un lenguaje vulgar y desubicado del contexto en el que se encuentran.
La más reciente repartición de insultos vino del lado del expresidente Rafael Correa y el candidato a presidente por el Partido Socialista Ecuatoriano, Pedro Granja. Para bailar un vals se necesitan dos, también para un cruce de palabras. Unas declaraciones en una entrevista tuvieron respuesta en la aceptación de candidaturas, de allí, la pelea se trasladó a redes sociales siendo X la arena perfecta para que ambos muestren sus frustraciones contra el otro.
Si José María Velasco Ibarra denominaba a la oposición socialista como “personas de mente ratonil, el expresidente Correa dice Granja “se la fumó al revés” cuando éste último le menciona acciones que considera persecutorias en su gobierno. Si Jaime Roldós Aguilera nombraba a un grupo de congresistas como “los patriarcas de la componenda”, el ahora candidato socialista le dice “alimaña mal agradecida” e incluso lo reta a una pelea cuando coincidan ambos en Europa como si los puños fueran a arreglar en algo la terrible situación que sufre Ecuador, un país que vive, hay que recordar, su momento más violento.
Demás está decir que la actitud de ambos no se ajusta a la realidad de lo que esperamos los ecuatorianos de nuestros representantes. En algunos espacios se ha empezado a reflexionar acerca de a quién no le favorece esta pelea virtual, algunos dicen que Granja por su candidatura, otros Correa por ser la figura simbólica en el partido que representa.
Para mi quién pierde más es el pueblo ecuatoriano que aún tiene que aguantar la falta de inteligencia emocional, paciencia y serenidad de los políticos. Virtudes que son necesarias para un equilibrio al gobernar un país como el nuestro. No necesitamos un show absurdo como el que tuvimos esta semana. Necesitamos soluciones a los problemas que azotan a la población. Pierde también la izquierda que ve peligrar los acuerdos a los que han logrado llegar y podrían permitir la formación de un binomio en unidad que, por ahora, es una decisión incierta. Solo nos queda preguntarnos qué vendrá después.