Don Procopio, pequeño agricultor arrocero y jornalero de hacienda de su sector, sale el domingo temprano de su humilde casa situada en un alejado recinto. El objetivo es hacer las compras semanales en la cabecera cantonal. Va con algo de temor, ya que en el camino puede perder su dinero en un asalto y aún su propia vida; no falta entre sus efectos personales su cédula de identidad y su teléfono celular para ubicar a sus “compas” o llamar a su mujer para avisar que llegará tarde.
Ya terminando sus compras escucha de casualidad en el mercado, una confusa conversación sobre “un tal dinero electrónico”, dicen que en otros países ya lo usan, que es la novedad en Guayaquil y que hasta fin de este año mucha gente ya usará este dinero en el Ecuador.
Nuestro amigo piensa: ¿Pero cómo será esto? ¡Debe ser para los que tienen cuenta en el banco! ¿Algún día verán esto mis hijos?
¿Quiénes se beneficiarían por el correcto uso del dinero electrónico?
Recordemos que el 40% de la población económicamente activa del Ecuador no posee cuenta bancaria, por tanto maneja dinero en efectivo. La tecnología en nuestro país es una de las mejores de la Región; gran cantidad de personas tenemos acceso a herramientas digitales.
El manejo de dinero electrónico sería más económico. La primera vez que se lo planteó el Banco Central del Ecuador absorbería los costos que demanden las operadoras de servicios celulares. Se podrían hacer transacciones con almacenes, farmacias, supermercados, tiendas, restaurantes. Además, la propuesta de usar el dinero electrónico era opcional.
La ciudadanía en general debería acceder a estas opciones financieras del mundo moderno, que nos dan seguridad, tranquilidad y comodidad.
Las transacciones en la cadena productiva agrícola son muy dinámicas. Aquí tenemos trasportes, insumos, combustibles, mano de obra, alimentación, servicios de salud, medicinas, vestido, etc. El dinero electrónico sería de gran éxito en el área agrícola.
Don Procopio podría conocer los beneficios del dinero electrónico; sus transacciones serán más rápidas, más seguras, a menor costo; dinamizará la economía de su sector por la velocidad del dinero con este sistema.
Las Organizaciones Agrícolas serias deben llevar a sus agremiados a este proceso de aprendizaje para la utilización y optimización de estos recursos tecnológicos que son para el servicio del aparato productivo.