Quito, 2 nov. (La Calle).- A pesar de la pandemia, la conmemoración por el Día de los Difuntos sigue siendo una tradición respetada, que convoca a miles de personas a los camposantos, donde reposan sus seres queridos. En el Ecuador se decretó un feriado de tres días para conmemorar esta fecha y la Independencia de Cuenca.
Como es tradicional, los cementerios abren sus puertas para recibir a los familiares que visitan a sus difuntos. El Ecu-911 estableció un aforo del 60%, en estos espacios. Además, para evitar aglomeraciones, se prohibió el ingreso de alimentos a los campossantos, llevar grupos musicales o cantantes y permanecer más de 30 minutos.
El aforo dentro de las iglesias se restringió al 50% y no se permiten misas dentro de los cementerios. La multa para quienes incumplan estas medidas es de 100 dólares.
En Quito, se dispuso brigadas de triaje en los cementerios que congregan a más deudos como son: Calderón, Parque de los recuerdos de Cotocollao, El Batán, San Diego, Chillogallo, El Tejar y La Magdalena.
Una tradición que muestra la hibridación de culturas
La celebración del Día de los Difuntos, tradicionalmente, es acompañada de la colada morada y las guaguas de pan. Existen varias hipótesis sobre lo que significa cada elemento.
Por ejemplo, se cree que la colada morada representa la sangre de los muertos y las guaguas de pan el cuerpo de los difuntos. Lo cierto es que esta es una tradición de la época prehispánica, que se fue modificando con el impacto de la colonización y el paso del tiempo .
Según datos históricos, fue en el año 998, en Francia, cuando el fraile Odilón Cuarto Abad de Cluny instituyó el 2 de noviembre como el Día de los Difuntos. Esta celebración fue adoptada por Roma en el siglo XVI y a partir de entonces comenzó a rememorarse entre los católicos de todo el mundo.
En varias comunidades indígenas también se comparte los alimentos con los muertos, como una forma de volver a estar junto a aquellos que partieron de este mundo.