Quito, 06 dic (La Calle).- La iglesia parroquial de El Belén, originada poco después de la refundación española de Quito en 1546, tiene una rica historia que se remonta a la Batalla de Iñaquito. Inicialmente conocida como el ‘Humilladero de Santa Prisca’, se erigió para conmemorar este evento significativo.
En sus inicios, fue el lugar donde los conquistadores españoles celebraron la primera misa durante la fundación de Quito, marcando la construcción de una capilla llamada Veracruz. En 1787, adoptó el nombre de ‘El Belén’ y también fue conocida como la ‘Iglesia o Capilla del Humilladero’. Se trata de un sitio simbólico para los quiteños, asociado con la penitencia y el recogimiento.
Una arquitectura y arte únicos
El templo destaca por su devoción al Señor de los Remedios y presenta un altar mayor con un Crucifijo, parte del grupo escultórico del Calvario atribuido al renombrado imaginero Caspicara.
La singularidad del edificio se refleja en su diseño compacto, enclaustrado entre dos muros, con una fachada de blanco impoluto que contrasta con el entorno de piedra gris. Su techo en forma de V invertida y los torreones flanqueando la entrada añaden atractivo visual.
Durante las misas, las escaleras de la iglesia se convierten en un escenario animado, con vendedores ofreciendo sus productos, creando una estampa que evoca la esencia de un Quito lejano que se desvanece en el pasado.