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El arte del titiritero: una manera de aliviar al pueblo

Samantha Jijón Gagliardo
Samantha Jijón Gagliardo

Semblanza: Samantha Jijón Gagliardo es escritora y cofundadora de la agencia de Marketing y comunicación digital Tecnologic Site. Es colaboradora en varios medios de Iberoamérica. 

Los tiempos complicados que vive la región Latinoamericana y el mundo entero, no solo son expresados con marchas colectivas o por plataformas sociales, sino también por medio del arte. Las injusticias sociales, la miseria y la persecución que vive una sociedad, pueden representarse de muchas maneras.

Un ejemplo de esto: una situación política precaria, que con cada acción realizada por sus gobernantes, solo demuestra la incapacidad de liderazgo. Esto repercute en el desarrollo de todo un país. 

El humor, utilizado usualmente para decir lo que está pasando en una sociedad, expone muchas veces la incoherencia humana, la desigualdad y la falta de empatía.

Hace más de tres años en Ecuador se vive y se ha planteado un proyecto político que no fue elegido democráticamente. Un plan liderado por las grandes élites económicas, dejando de lado el progreso y los derechos básicos como salud, educación gratuita y de calidad, falta de apoyo a los niños, jóvenes, mujeres y emprendedores, etc. Hechos entreguistas de recursos. El olvido a la identidad, la falta de empleo y los despidos masivos para cumplir los pactos con los más poderosos.

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Tìtere de Lenín Moreno

El triste retroceso del Ecuador

Con la total libertad de pensamiento y posturas políticas, es poco probable que alguien pueda negar el retroceso que el país ha tenido en muchos sentidos. Un retroceso que nos recuerda al año 1.999 en donde el feriado bancario obligó a migrar a más de 2 millones de ecuatorianos. La historia se repite para las nuevas generaciones y para aquellos que todavía luchan para recuperarse de aquella situación. Varios de estos actos han inspirado en gran manera al titiritero Santiago Cordero, representando con su arte lo que pasó y sigue pasando en el país en este último tiempo. Los títeres no cumplen únicamente la función para los más pequeños, también los están para los adultos.

Santiago es cuencano. Su historia como titiritero comenzó desde el 2011, cuando llevaba a cabo sus estudios de diseño en la facultad de artes de la Universidad de Cuenca. Para Santiago fue muy bueno que la mayoría de sus profesores fueran artistas; esto hizo que se involucrara mucho con la escultura y el dibujo, pues siempre le atrajo. «Un día, probando materiales en casa, había retazos de esponja, y empecé a tallarla con cuchilla y tijeras, e hice a mi decano y a un profesor de dibujo. Los hice pequeñitos. En principio, estos títeres me sirvieron para jugar con mis amigos de curso». Después de eso, Santiago comenzó a realizar títeres personalizados y bajo pedido.

¿Qué es lo más complicado a la hora de fabricar un nuevo títere?

Se podría pensar que es el diseño, pero Santiago explica que no solo se debe pensar en el diseño del personaje, sino también en cómo se verá cuando este sea manipulado, para que sus gestos sean lo más reales posibles. El joven titiritero hace todo. Desde el dibujo, la caricatura, la construcción del títere, pintura y la manipulación, en los cuales tiene que estudiar muy bien cada movimiento, más aún cuando es un personaje conocido.

Aunque Santiago trabaja como diseñador, por mucho tiempo su actividad principal fue hacer títeres. Hoy por hoy realiza varias labores, entre esas están la ilustración naturalista y científica, en conjunto que concluye su maestría de diseño y dirección de arte.

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Santiago no descuida un detalle
«¡Me encanta ser titiritero! Tengo amigos del movimiento titiritero ecuatoriano que la luchan… el recorte presupuestario nos afectó a todos y más a quienes nos dedicamos a hacer shows o funciones. Creo que está muy difícil la situación actual para todos quienes hacemos arte, por no decir imposible».

Santiago menciona que los títeres nacieron para ser críticos y sobre todo en contra de aquellos gobiernos nefastos que en toda época han existido. Por eso cree que la representación burlesca del Presidente ecuatoriano ha tenido tanta aceptación.

«La gente está harta de tanta corrupción y por eso se identifican con ‘Elenin Títere’. Para pelear desde nuestras trincheras algo muy bueno es la sátira; eso les molesta a los gobernantes y creo que alivia al Pueblo».

El cuencano desde niño fue apegado al humor, siempre le gusto contar chistes y hacer bromas. Era fanático del grupo musical humorístico argentino Les Luthiers y de todos aquellos que seguían la línea del humor, es por eso que se le facilita mucho hacer historias graciosas para él y para los demás. Próximamente espera realizar más personajes políticos ya que, le gusta mucho la política y su historia. Entre sus otros personajes está ‘Lady Covid’, que nació cuando la Alcaldesa de Guayaquil anunció por medio de un video que había dado positivo para el virus, Esto, días posteriores de ser fuertemente criticada por haber dado la orden de no dejar aterrizar un avión humanitario (en el que solo viajaba la tripulación) en el aeropuerto de la Ciudad en los inicios de la pandemia en el país.

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El trabajo del titiritero

Santiago también dicta talleres para personas de todas las edades que quieran aprender a hacer sus propios títeres. Es algo que disfruta mucho y que le ha permitido viajar dentro y fuera del Ecuador. Estos espacios de aprendizaje tienen como objetivo un acercamiento con el público, facilitando la expresión de cada estudiante, integrando una serie de actividades que les permiten expresar sus sentimientos, mejorar su lenguaje, enriqueciendo su vocabulario y mejorar la motricidad al crear su propio títere.

A Santiago Cordero le gustaría en un futuro poder vivir netamente del arte del titiritero y seguir enseñando, pues le parece una parte fundamental. Continuar viajando, realizar funciones y comunicar lo que injustamente una sociedad tiene que vivir por los grandes intereses de unos pocos. El arte del titiritero ha logrado sacar a los ecuatorianos una sonrisa en tiempos complicados, en donde las personas esperan que el: “esto también pasará”, no demore en llegar.