El apoyo estatal a la cultura o la máquina de hacer humo

Quito, 26 abr (La Calle).- El plan integral de contingencia para atender la cultura y el patrimonio frente a la crisis, se presta a graciosas comparaciones. La ex directora del Museo Nacional, Ivette Celi, luego de escuchar el pronunciamiento presidencial de la noche del último sábado, escribió en su cuenta de tuiter: “el gobierno lanzó un plan de contingencia, lo malo es que no saben dónde cayó”.

En esa línea, se podría decir que la situación copia la lógica del popular “gallón pelón”: el ministro de Cultura y el Presidente Moreno llevan un mes de intercambios estériles donde no detallan cómo se entregarán los recursos, su origen, los mecanismos de selección y, sobre todo, las figuras legales y administrativas para los pagos de artistas y gestores.

El Presidente de la República habló de dos fondos, el primero de 60 dólares mensuales durante tres meses para 5.500 para artistas y gestores y de un segundo fondo de 400 dólares para 2.500 trabajadores del arte y la cultura, destinado a la creación de productos culturales  y su respectiva difusión por: ¿medios públicos?, ¿redes sociales?, o ambas vías. Es probable, todo se mueve en un ambiente de vacíos y silencios extendidos.

La propuesta del gobierno, no capta las demandas del sector, dice Ivette Celi. “No hay un plan por ningún lado, no hay integralidad, no hay métodos. No se explica, por ejemplo, qué va a pasar con los repositorios de la cultura, con las sinfónicas, con la danza. Se trata de salir de la crítica con una Cadena Nacional escueta y llena de vacíos”.

Para Celi, la respuesta de los gestores, más allá de los comentarios “trolls” que inundan las redes de Mandatario, es de un gran descontento, pues todas salidas llegan tarde y  mal, además sin entender la importancia que reviste el sector, un parche con un enfoque asistencialista.

La economista Gabriela Montalvo concuerda en las apreciaciones anteriores.  “Espero conocer el plan y se diseñe de forma participativa. En cuanto al bono, se destaca que reconoce la vulnerabilidad extrema de algunos actores del sector, pero dentro de una mirada distante de la productividad”.

El guitarrista del grupo de rock y blues ecuatoriano, McClane, Santiago Salgado no considera ni real, ni confiable la propuesta, “no entienden nada de cultura, lo toman todo a la ligera, en cambio, para pagar la deuda externa a los acreedores internacionales sí están en primera fila”, dice el joven músico. “Los artistas estamos decepcionados, tengo conocidos que están en el teatro o hacen artesanías y efectivamente están en la ruina, pero no se trata de caridad,  deben ya plantear soluciones permanente; por cierto hablan de nuevos bonos, cuando no han pagado ni siquiera los fondos concursables de 2018”.

Efectivamente, no se han entregado esos recursos, el Plan del Libro y  la Lectura carece de dirección y voceros, todos los ítems del sector cultural desaparecieron, no hay ni habrá eventos en vivo; del patrimonio y la memoria social mejor ni hablar: están en el olvido. En fin, se puede concluir que la “economía naranja”, bandera de la actual administración, se pudrió en la rama.

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