Quito, 01 ago (La Calle).- Son las 05:30 del primer día del octavo mes del año, las mismas ocho veces en las que me desperté en la madrugada pensando las cosas que estaría haciendo la levantadora de pesas ecuatoriana Neisi Dajomes antes de ganar la medalla de oro olímpica en Tokio 2020.
A esta hora (01:20) estará saliendo de la Villa Olímpica de Tokio rumbo al Foro Internacional de la capital japonesa; sede de la halterofilia, ahora (02:30) estará recibiendo la charla del ruso Alexei Ignatov, el entrenador que trabaja con la “amazónica” hace unos tres años atrás.
En este momento (03:15) recordará sus inicios en Shell y en El Puyo (Pastaza, Amazonía), ciudad en la que nació en 1998, a los 10 años con los técnicos Maira Hoyos, Walter y José Llerena, estos últimos reconocidos ex halteristas nacionales.
Durante el calentamiento se acordaría de todos los sacrificios, como dejar a su familia cuando tenía 11 años para empezar a formarse con los Llerena, y esfuerzos que hizo para llegar a ser considerada una de las favoritas para ganar una de las tres medallas.
Y previo a la competencia, donde levantó 263 kg para superar a la estadounidense Katherine Nye, segunda con 249 kg, y a la mexicana Aremi Fuentes Zavala, tercera (245 kg), añoraría los buenos momentos vividos junto a su mamá y hermano fallecidos.
Esos grandes recuerdos quedaron plasmados en la piel de Neisi, quien al recibir la presea dorada mostró que les dedicaba la victoria a ellos al escribirse hermano y mamá en su mano izquierda, con la que luego expuso al mundo su gloria olímpica.
En los fríos números, Dajomes Palacios no falló ninguno de sus tres intentos, tanto en arranque como en envión, modalidades en las que levantó 118 kg y 145 kg, respectivamente.
La técnica de movimientos fue impecable de la ecuatoriana, la postura para alzar la barra, los codos y la espalda rectos y la flexibilidad destacaron en la obtención de la tercera medalla dorada para el país, antes lo hicieron el marchista Jefferson Pérez en Atlanta 1996 y hace una semana el ciclista Richard Carapaz.
