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El alma de las protestas: lo que no se vio de la visita de Lenín Moreno a Cuenca

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Por Javier Espinosa Q. / Edison Mendoza S.

Quito, 10 nov (La Calle).- La sesión solemne por los 199 años de la Independencia de Cuenca estuvo marcada por el rechazo al presidente Lenín Moreno y a sus ministros de Gobierno y de Defensa, quienes ordenaron cercar el parque Abdón Calderón por “seguridad”, causando un malestar a ciudadanos locales y turistas.

Lenín Moreno Garcés estaba invitado por la Gobernación del Azuay a la sesión solemne por los 199 años de Independencia de la ciudad de Cuenca. Desde horas de la mañana algo inusual pasaba en los alrededores del parque Abdón Calderón, lugar emblemático y simbólico para los cuencanos y donde se encuentra el edificio de la gobernación: estaba completamente cercado y con un fuerte resguardo policial, algo poco usual en las celebraciones morlacas.

El cercado total del Parque Calderón afectó el ritmo normal del Centro Histórico durante el feriado, la Policía impidió el acceso a las personas para que se tomen fotos con el fondo de la Catedral, compren alguna artesanía o simplemente caminen.

La orden de cercar el parque…

A través de su cuenta de Twitter, el Municipio de Cuenca informó que el temporal bloqueo de las calles se debía a la sesión solemne y que no tenían nada que ver con el estado de excepción que aún regía en el país desde la primera semana de octubre.

La orden de cercar el parque Calderón la dio el Gobierno Nacional porque, según su criterio, recibió información de que estarían presentes manifestantes en contra del primer mandatario. Según el Ministerio del Interior, tenían toda la facultad de cercar el parque ya que el estado de excepción sigue vigente, lo que contradijo la versión del Municipio de la ciudad.

Para ingresar a la sesión solemne, el control fue exhaustivo. El primer requisito era ser partidario del presidente de la República. La Policía revisaba todas las maletas, cámaras y lo que las personas portaban. El Gobierno Nacional, a través de la Secretaría de Comunicación, publicó un video en el cual se manifestaba el apoyo de algunas personas que se dieron cita en el parque Calderón hacia el presidente Lenin Moreno. Sin embargo, en el lugar había también cientos de moradores que rechazaban las acciones del primer mandatario y de sus Ministros.

La calle habla…

Una de las manifestantes fue Sonia (nombre protegido), quien es trabajadora pública, y que prefirió dar declaraciones bajo el anonimato por temor a represalias. De acuerdo a su testimonio, cuando se enteraron de la llegada de Moreno a la sesión solemne, la gente ni siquiera se organizó, sino que salió por su propia cuenta y se encontraron con un parque cercado, lo que acrecentó el malestar.

“Somos un grupo de ciudadanos autoconvocados que nos hacemos eco de todas las agresiones a las personas por parte del Gobierno, no somos terroristas”, dijo. Además, añadió que las manifestaciones en Cuenca no fueron exclusivas del movimiento indígena si no que fueron sostenidas por estudiantes universitarios, amas de casa, obreros, personas de cincuenta a setenta años armadas con las tapas de las ollas para reclamar.

“Salimos convencidos a las calles porque sabíamos que el paquetazo nos iba a llevar a la miseria. Queríamos decir alto, un no a las medidas neoliberales que nos querían imponer y que beneficiaban a unos pocos multimillonarios”, agregó la ciudadana.

Mientras Pedro Palacios, alcalde de Cuenca, daba su discurso, los gritos de los manifestantes eran tan altos que se escuchaba en el hall del Salón de la Ciudad. Para ocultar las consignas, una banda de la Policía Nacional tocó música tropical con la intención de minimizar los reclamos. Mientras en la parte alta se realizaba un evento formal, en la parte baja sonaba con fuerza el “Juyayay” y la cumbia “Cariñito”.

Moreno huyó treinta minutos antes de que termine la sesión solemne

Palacios insistió en que la ciudad es pacífica y el presidente Lenín Moreno respondió que él tampoco creía que era necesario un operativo y manifestó: “en la esquina fui advertido ya, con un grupo pequeño de agresores, que seguramente no se enteraron que habíamos hecho la paz”.

Moreno se retiró treinta minutos antes que terminara la sesión solemne. En su salida la gente expresó su descontento con la gestión del mandatario. El “¡fuera, Moreno, fuera!” retumbó y penetró la extensa escolta de la caravana presidencial que abandonó el centro cuencano antes de las 18:00.

Sin embargo, el rechazo no era solo a Moreno sino también a la presencia de María Paula Romo, ministra de Gobierno, a quien los manifestantes llamaban “la ministra de la muerte”. Su presencia en suelo austral no cayó nada bien después de los acontecimientos del paro nacional. El malestar se extendió a las redes sociales.

El rechazo se mantiene

Después de los acontecimientos de los primeros días de octubre y de la posición y distorsión de la información sobre los hechos por parte de los medios de comunicación tradicionales, la población mantiene el rechazo a todo lo que no tenga relación con los medios alternativos.

Tanta es la tensión que nuestros corresponsales Paola Elizalde y Kevin Cornejo, al cumplir su labor periodística en la cobertura del evento, fueron confundidos con personal afín al gobierno, porque registraban en video a los manifestantes, por lo cual les lanzaron piedras.

Según Elizalde, “había personas que nos empezaron a lanzar piedras, e incluso una tenía una catapulta. Intentamos hablar con ellos, pero pensaban que éramos del gobierno y los estábamos grabando”.

Los colegas reporteros de medios de comunicación alternativos, Jorge García y Tomás Villota, estudiantes de periodismo de la Universidad Estatal del Cuenca y periodistas del medio Chasqui sur, ayudaron a apaciguar la situación para que nuestros corresponsales continúen con su trabajo. La paciencia de la gente parece agotada y el rechazo a la información falsa por parte de la prensa mercantil fue evidente durante la manifestación.

El contexto…

Las protestas que se suscitaron por 13 días en octubre, según datos oficiales de la Defensoría del Pueblo, dejaron un saldo de 11 muertos. La Ministra de Gobierno, María Paula Romo, mencionó que detrás de las protestas, hubo un “intento de golpe de estado”, aludiendo que los manifestantes eran los “agresores” y que la Policía sufrió daños sicológicos.

Sin embargo, lo curioso de estas declaraciones es que todos los fallecidos eran manifestantes, es decir, no existió ninguna baja de la fuerza pública y es por eso que la ciudadanía se cuestiona y rechaza las decisiones del Gobierno Nacional, sobre todo a la presencia de actores puntuales como los ministros María paula Romo y Oswaldo Jarrín.