Insurgencia Obrero Sindical en Guayaquil – Ecuador en Noviembre de 1922 | Opinión

César Tranquilli
César Tranquilli

En la primeras décadas de Siglo XX, en Ecuador, y en los años posteriores al asesinato del expresidente general Eloy Alfaro Delgado, se instauró el liberalismo en el país andino situado en la mitad del mundo; esto auspiciado principalmente por la Banca Guayaquileña y de los grandes exportadores, principalmente hasta el año 1925, donde comenzara la Revolución Juliana (golpe militar contra el estado Liberal).

El realismo social del movimiento obrero – campesino, que ese experimentaba en aquella época era precario. La economía comienza a contraerse, así también la concentración de la riqueza era atroz y sólo un 2% poseía más del 70% del Ingreso. El principal commodity fue el Cacao y su preció descendió de (26 a 9 ctvs) el saco. Los salarios de los obreros se redujeron, hubo un incremento del desempleo involuntario; esto coadyuvado por la banca, que realizaba préstamos sin respaldo en el ahorro y que eran básicamente para consumo y no para inversión.

La caída del precio del cacao a nivel internacional afectó a la Balanza comercial y, consecuentemente a la de pagos, puesto que este producto representaba dos tercios de la exportaciones totales del Ecuador; las divisas no se mantenían en la cantidad para paliar la inflación. En ese año se promulgó la ley de incautación de divisas (un día posterior a la matanza de los obreros en Guayaquil) .

La relación de términos de intercambio se fue desmejorando; la depreciación de la moneda fue significativa, en 1920, un dólar norteamericano equivalía a 2 sucres y en 1922: un dólar a 4.20 sucres. Estos desequilibrios al interior de la economía no fueron manejados adecuadamente en Ecuador por el Gobierno del Ab. José Luis Tamayo, en términos de política fiscal y monetaria. Sobremanera que no se pudo expandir la demanda agregada. 

Recesión Económica en la época del Presidente Tamayo, un País gobernado por la Bancocracia y Plutocracia.

Las organizaciones sociales, los sindicatos, comenzaron a organizarse para 1922, contra la clase dominante (Banqueros, exportadores, etc); clase que se empoderaba a través de abusos, utilizando la política de manera represiva, bajo un autoritarismo disfrazado de democracia.

Ya desde los primeros días de Noviembre de 1922 se produjeron las primeras manifestaciones. Los obreros, transportistas, trabajadores de la Empresa Eléctrica, de los astilleros, los de la Confederación Obrera del Guayas, etc., reclamaban básicamente una mejora de sus salarios, ya que no podían vivir de manera digna y, en la mayoría de casos, cubrir sus necesidades básicas.

Hasta llegar al día 15 de Noviembre de 1922, donde se realizó la marcha de los obreros hasta la Gobernación y donde se agolpó un gran contingente de militares, ya en la mañana de ese día, habían asesinado a un manifestante llamado Alfredo Baldeón; el mismo que fue inmortalizado en la obra de Joaquín Gallegos Lara, titulada «Las cruces sobre el agua». Basada justamente en la Matanza de los obreros, de aquel histórico 15 de Noviembre de 1922.

En esta época del liberalismo, incluso desde el presidente Alfredo Baquerizo Moreno, se consolidó el poder de la Banca sobre el Estado, que venía con el apoyo de la Ley de Moratoria en 1914, la cual negaba el canje de billetes (papel moneda) por oro. Es por esto que la banca se encontraba en un lugar expectante, ya que no debía respaldar los billetes emitidos con oro; podría emitir una gran cantidad de billetes sin respaldo alguno y adicionalmente extendía créditos con reserva fraccionaria, no apoyados en el ahorro voluntario. 

Otro de los episodios grises de la historia del Ecuador, que en ese entonces los Gobiernos genuflexos, principalmente de Plaza Gutiérrez, de Baquerizo Moreno y de Tamayo Terán, fueron permisivos con la Bancocracia y la Plutocracia, sobremanera Guayaquileña, que manejaron gran parte de la Economía del País, así cómo del ámbito político, a favor de un minúsculo grupo en detrimento de la mayoría, muy similar al actual gobierno de Lenín Moreno Garcés, en la gran mayoría de aspectos. 

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