A 38 días que el Presidente Lenín Moreno deje el cargo nos vuelve a decepcionar con otra de sus desatinadas expresiones. Esta vez confesó que se arrepiente haber aceptado la candidatura de la Revolución Ciudadana en el 2017.
Por esta y otras declaraciones, como las que hizo cuando estaba sentado en la mesa con sus aliados los banqueros, a quiene dijo que odiaba a las personas que votaron por él, apenas el 4% de los ecuatorianos le cree.
El 96% de la gente desaprueba la gestión del presidente, eso se entiende plenamente porque con este Gobierno el país ha retrocedido entre 4 y 10 años en temas de desempleo y pobreza. Además, la economía de Ecuador se encuentra en plena recesión, en parte por las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 pero también por las malas decisiones tomadas por Moreno y sus ministros de economía que prefirieron pagar al FMI antes que precautelar el bienestar de la mayoría de los ecuatorianos y afrontar con esos recursos los embates de la emergencia sanitaria.
La traición de Lenín Moreno al proyecto de la Revolución Ciudadana, las decenas de muertos y centenas de heridos por la brutal y desproporcionada represión policial en octubre de 2019, el nefasto manejo de la emergencia sanitaria, el reparto de hospitales, los actos de corrupción en pleno estado de excepción y, recientemente, la vinculación del Contralor General del Estado, Pablo Celi, en un delito de delincuencia organizada le dejan a Ecuador en el fango.
El presidente electo el 11 de abril del 2021 tiene un reto enorme, sin embargo, sus primeras declaraciones sobre las acciones que implementará una vez que se posesione el 24 de mayo no son tan alentadoras. En todo caso, esperemos que su administración logre sacar del fango al Ecuador.
