Econ. Marco Flores / @MARCOAFLOREST
Qué paradójico y dañino que la mano de obra en Ecuador sea de las más caras de la región y al mismo tiempo su ingreso percápita el de menor capacidad adquisitiva de la región. Así se destruye competitividad y el ingreso per cápita no alcanza a cubrir la canasta básica familiar.
El índice que mide la inflación del consumidor en Ecuador asigna pesos porcentuales irreales a productos que masivamente consumen los pobres y la clase media. Medir con el mismo índice el impacto inflacionario en personas con tan diferente nivel de ingresos entrega resultados falsos.
Esta es la razón por la que mientras la tasa de inflación en Ecuador se muestra reducida los pobres y la clase media están asfixiados por el incremento de precios en su canasta básica de bienes y servicios.
Si a la gente no le alcanza el ingreso para cubrir la canasta familiar básica la diferencia se llena con menor calidad de vida, carencias y pobreza. Es lo que les sucede a las personas que al menos no logran cubrir los 756,51 dólares mensuales que cuesta la canasta familiar básica en Ecuador.
Por el lado de las empresas aquellas que con mayor rapidez logren innovar y mejorarse a sí mismas, también más rápidamente mejorarán su competitividad. Pero el Gobierno no puede destruir esos esfuerzos con inseguridad, nuevos costos, impuestos, tasas, trámites y servicios públicos deficientes.
