Dos son compañía, tres ya incomodan al Gobierno | Opinión

Por: María Isabel Burbano

Quito, 26 jul (La Calle).- Dicen que dos son compañía y tres son multitud. En la política nacional el dicho se ha aplicado durante esta semana. A la compañía armónica entre el presidente Guillermo Lasso y diario Expreso se sumó una tercera en discordia: la alcaldesa Cynthia Viteri.

Para nadie es una novedad las denuncias que ha realizado Expreso sobre distintos presuntos casos de corrupción relacionados a la alcaldesa, su trabajo y su esposo. Cada vez que se publica algo, Viteri ha salido a desmentirlo con comunicados, sin embargo, en la sesión solemne por los 487 años de la fundación de Guayaquil, la alcaldesa sacó la artillería pesada.

Vestida para el conflicto como Helena de Troya llegó la alcaldesa. No escatimó en reclamos, empezó con Roberto Aguilar, columnista del Expreso a quien tildó de misógino. “Roberto Aguilar sostiene que la primera autoridad de esta ciudad tiene sueños húmedos con la Ley de Comunicación ¿Se atreverá a decir este periodista manchado de misoginia lo mismo de un gobernador varón, de un contralor varón? No, ahí la pluma se le vuelve chiquitita”.

No desaprovechó el tiempo y le hizo una petición al presidente Lasso: “El Estado es el mayor auspiciante de este diario sexista. Busque una mejor forma de invertir ese dinero que le pertenece a los ecuatorianos. En los alimentos, por ejemplo. En los niños con discapacidad, nuestros ancianos, la gente que vive bajo los puentes”.

Las críticas a Viteri con corte sexista no son nuevas. Se la señaló por el hombre con quien se casó, por el hombre de quien se divorció, por la forma en la que se viste o dejó de vestir. Si bien es cierto que los casos de presunta corrupción en el cabildo porteño deben investigarse, la vida privada de la alcaldesa no es problema de los medios y los términos con doble sentido siempre estarán demás.

Este artículo no pretende ser una defensa a Cynthia Viteri, pero si busca echar una mirada a los intereses del diario Expreso, quien tiene una buena relación con el presidente. Al parecer a Lasso lo de los “sueños húmedos” en el artículo de Aguilar no le importó en lo más mínimo. Condecoró al director del diario, Galo Martínez y en sus declaraciones le dio dos palmaditas en la espalda al columnista.

“Una sociedad libre no puede aguantar que se intente callar a Roberto Aguilar. Habrá quienes estén de acuerdo, otros espero que no. En cuanto a mí, no se preocupe porque siempre puedo respirar hondo y seguir”. Posiblemente porque al periodista no se le ocurriría colocar “sueños húmedos” y “Guillermo Lasso” en la misma oración ¿Cómo podría?

El presidente agregó que no es el derecho de expresión del periodista o el medio, sino que su trabajo “estimula a pensar y cuestionar”. Muchas veces no es lo qué dices sino cómo lo dices. El objetivo principal del periodismo es, por supuesto, hacer que sus lectores puedan cuestionarse lo que sucede, pero no por sugestión sino con información.

¿Era necesario oír el “que hijueputa” de Carlos Vera” para poder cuestionar la Ley de Comunicación? Tal vez no, pero lo necesitábamos para darnos cuenta de que es pertinente un control. Tal vez los “sueños húmedos” a los que refiere Aguilar nos permitan pensar y rechazar las expresiones de doble sentido y dejar de justificarlo solo porque se trata de la “opinión” de un periodista.

La prensa tradicional se guía por intereses. Van al ataque de los unos y cuando amerita muerden la mano del que les da de comer. Una cosa es clara, ni el Gobierno debe pautar solo con unos medios ni la Alcaldía debe pautar con los medios que no la cuestionan. El momento que podamos liberar los intereses y el pago de los políticos del periodismo posiblemente tengamos un trabajo periodístico o de opinión decente en el Ecuador.

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