Quito, 20 Mar (La Calle).- La discriminación contra la población afrodescendiente y colectividades indígenas es una constante en países de América Latina, aún cuando el flagelo quede muchas veces invisibilizado.
El asesinato del joven estadounidense George Floyd a manos de la Policía desató una serie de protestas en EE.UU que pusieron la tensión racial que sigue latente en Estados Unidos en las primeras planas de todo el mundo. El episodio también desencadenó la campaña Black Lives Matter que inspira la edición 2021 del Día Internacional de Erradicación de la Discriminación Racial; conmemorado por Naciones Unidas cada 21 de marzo.
«La juventud se alza contra el racismo»
Esta es la frase escogida por Naciones Unidas para levantar las banderas de la igualdad racial en el año 2021. Con la pandemia de COVID-19 aún presente, la organización invita a jóvenes todo el mundo a expresarse a través de redes sociales con el hashtag #LuchemosContraElRacismo.
En la última semana, la violencia racial volvió a sacudir a EE.UU cuando un hombre asesinó a ocho personas durante un tiroteo en salones de masajes en Atlanta, Georgia. La mayoría de las víctimas eran estadounidenses de origen asiático.
Las acusaciones sobre supuesto racismo en la familia real británica fue otro hecho reciente que puso a la discriminación por raza en las primeras planas del mundo. Pero la visibilidad que la lucha contra la discriminación a personas afrodescendientes en EE.UU no suele replicarse en varios países de América Latina, donde los crímenes raciales o la postergación económica y política de las colectividades afrodescendientes e indígenas quedan muchas veces menos visibles que en las grandes potencias.
Ecuador: la inclusión en el papel no siempre llega a las calles
Hay países en los que la Constitución es más justa con la diversidad racial pero la discriminación igual existe. Según explicó la socióloga ecuatoriana Irene León, en Ecuador la Constitución aprobada en 2008 es «muy avanzada en términos de inclusión; sanciona el racismo y todas las formas de discriminación». Al tiempo que nuestro país «reconoce como sujetos de plurinacionalidad a los pueblos indígenas, que son alrededor de quince; a los afrodescendientes, y al pueblo montubio, que son indígenas de la costa que se han hecho campesinos”.
La realidad, sin embargo, es menos prometedora que el papel. «Es un país muy desigual, y entre las formas de desigualdad están colocadas las discriminaciones raciales. Hay una categoría de inserción en la pirámide que coloca a los hombres blancos en la cúspide; y después, en la base la gente más pobre donde están los afrodescendientes y los indígenas», sostuvo la académica.
León considera que en Ecuador existe un «racismo estructural» ya que, si bien hay sectores que promueven la inclusión, la cultura ecuatoriana «mantiene todos esos resabios de discriminación racial». La experta hasta se anima a medir el racismo en Ecuador en una escala de 1 al 10: «De uno a diez pondría siete para decir cuán racista es nuestro país«.