Quito, 7 ene (La Calle).- Los incendios forestales que iniciaron en verano de 2019 en Australia son de los peores que ha vivido el país. Cerca de seis millones de hectáreas fueron consumidas, alrededor de 24 personas fallecidas, una docena de desaparecidos y 15 mil viviendas destruidas.
Las condiciones empeoraron desde el viernes 3 de diciembre, cuando una llamarada arrasó inmediatamente con la isla Canguro. Una tercera parte de la isla se perdió, 170.000 hectáreas de bosque en total.
Las llamas también atacaron una isla santuario. Alrededor de 25 mil koalas murieron, y ahora están al borde de la extinción. La mitad de ellos no tenían enfermedades mortíferas, y eran claves para asegurar el futuro de la especie. Los veterinarios de la zona atienden a los koalas sobrevivientes que tienen quemaduras y heridas profundas. Otros que evitaron los incendios se quedaron sin lugar donde habitar y sin alimento para sobrevivir en las próximas semanas.
También se evacuó por avión a las personas de las zonas vulnerables y por el mar de Mallacoota a más de un millar de personas como prevención al esparcimiento del fuego. El gobierno, por su parte, ha hecho un llamado a los militares, quienes se unirán a los bomberos para combatir las llamas. El 5 de enero, el Departamento de Defensa de Australia envió helicópteros de la Royal Australian Navy MH-60R Seahawk ‘Romeo’ como parte de las operaciones de ayuda contra los incendios forestales.
El 6 de enero de 2020 cayó una lluvia que sirvió para evaluar los daños de un fin de semana catastrófico. Australia destinará 1.388 millones USD para la recuperación de las zonas afectadas. El primer Ministro Scott Morrison dijo: “Se hará falta, cueste lo que cueste”, tras la reunión con el comité de seguridad nacional de su gabinete, quienes analizaron las secuelas de esta tragedia.
DC