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Deportivo Quito ilusiona nuevamente a su hinchada

Quito, 08 dic. (La Calle).- Deportivo Quito puso un sabor especial a las fiestas capitalinas luego de su victoria (0-2) ante el Club Quito Corazón y lograr el pase a la final de la Copa Pichincha 2019.

Las fiestas por los 485 años de fundación de la ciudad de Quito también se las vivió en un escenario deportivo. El 01 de diciembre, el Olímpico Atahualpa, el Deportivo Quito comenzaba con los festejos a la “carita de Dios” con una victoria sobre Ciudad del Valle (3-1) por los cuartos de final que le permitía soñar con el tan ansiado ascenso.

 Seis días más tarde, la cita fue pactada en el estadio de la Liga Cantonal de Rumiñahui a las 12h30. Los aficionados, en su mayoría hinchas “azulgranas”, se hicieron presentes en el escenario deportivo para presenciar el crucial encuentro. Un triunfo los acercaba al sueño de volver al fútbol profesional.

Antecedentes

El rival era el Quito Corazón, club que nació en el año 2000 como una escuela de fútbol con la intención de ser un semillero del elenco “chulla”. Previo a la final, los dos elencos se enfrentaron en tres ocasiones, con una victoria para Quito Corazón, un empate y un triunfo para la “AKD”.

 En el primer compromiso del año, el 06 de abril, en el debut del Deportivo Quito en el torneo Amateur de Pichincha, Quito Corazón se impuso (2-1) en el estadio Gilberto Rueda de la ciudad de Cayambe.

Ambas escuadras volvieron a encontrarse en la Copa Pichincha. En un partido válido por la segunda fecha, los dos elencos empataron en el estadio de Sangolquí. Pero en la revancha, jugado en el mismo escenario deportivo por la quinta jornada, “el equipo de la ciudad” goleó (3-0) con tantos de Juan Alvarenga, Eddy Suárez y Luis Ogonaga.

La fiesta

Algunos de los hinchas llegaron a las inmediaciones del escenario deportivo con retraso. Pese a que el compromiso no inició a la hora programada, en los exteriores se podía observar aficionados identificados con la “AKD” en “apuros” por conseguir una entrada o por ingresar al recinto.

Un señor de la tercera edad se mostró molesto al enterarse que el club era visitante y que su credencial como socio no tenía validez.

“Lleve, lleve su empanada de morocho para que el Quito no empate ni pierda”, vociferaba una comerciante mientras los hinchas esperaban el respectivo registro por parte de la policía.

El encuentro había comenzado y con ello la impaciencia de la gente por ingresar. En el interior del estadio, el equipo fue recibido con el tradicional “Y dale, y dale, y dale Quito dale”.

Primer Tiempo

Los primeros minutos del encuentro fueron trabados. Patricio Avilés se mostraba como el conductor del equipo, pero Luis Rivas, Jefferson Santa Cruz y David Carcelén estaban desconectados y les costó entrar en el partido.

En Quito Corazón, Charlton Barba era el hombre más peligroso. Pese a que el compromiso era tratabado, en las gradas “la mafia azulgrana” se hacía sentir. “Vamo AKD, vamo AKD” marcaban el paso de la arenga y de la fiesta. Un puñado de aficionados del cuadro local, pese a ser minoría, no dejaban de alentar entonando un solitario bombo y un par de platillos que adornaban con su eco los cánticos de la hinchada “chulla” en el estadio.

A los 24 minutos, David Carcelén, que había sido duda para el compromiso, definió con precisión un centro de Patricio Avilés y desató la alegría en la hinchada. El delantero se acercó a una de las tribunas y saludó efusivamente al público. La respuesta fue inmediata y la fanaticada lo llenó de aplausos y elogios.

Los locales no tuvieron reacción. En el medio campo el trabajo Eddy Suárez se imponía. Deportivo Quito fue peligroso sobre todo por el sector derecho. Al término del primer tiempo, nuevamente el “chichi” Avilés realizó una jugada personal por la derecha y probó al golero del Quito Corazón que envió el balón al córner. Un nuevo centro desde ese sector terminó en gol, pero fue anulado por posición ilícita.

En las gradas la hinchada seguía alentando. La barra para el rival de patio, ese que puede estar un tanto lejos, pero que jamás se olvida, encendía aún mas el ambiente. “Volveremos” decía una de las banderas que acompañaba a la barra principal del elenco “chulla”.

Segunda Parte

El segundo tiempo empezó cómo terminó el primero, con un Quito Corazón pugnando por acercarse al arco custodiado por Diego Andrade, pero incapaz de ser profundo, y un equipo “azulgrana” que jugaba con el marcador a su favor.

El partido se tornaba lento, trabado en la media cancha. El ingreso de Juan Alvarenga por un lesionado Patricio Avilés motivó al Quito Corazón a ser más agresivos, y la “AKD” aprovechó esos espacios para hacer daño. En un contragolpe gestado por Luis Rivas, este se la cedió a Jefferson Santacruz para que la empujara sutilmente ante la salida del golero y de esta forma empezar a sentenciar el compromiso. La expulsión de Walter Álvarez y la segunda conquista prendieron el ambiente en las grandes.

El “yo soy el chullita quiteño, la vida me paso encantado …” daba paso al “Lindo Quito de mi vida, yo te canto con amor …”; el tradicional pasacalle entonado por las decenas de voces que bailaban por Quito y por el Deportivo Quito, embellecía de manera majestuosa la celebración por las fiestas capitalinas.

El partido seguía siendo dominado por el cuadro azulgrana. Quito Corazón era más ímpetu que fútbol. La hinchada aplaudía. Festejaba. Coreaba el nombre de la “AKD” con un ojo en la cancha y con el otro, pensando ya en la final que podría devolverle al cuadro “chulla” a la senda del profesionalismo. Ni siquiera la expulsión de Fernando Ogonaga mermó el animo de los aficionados, que lo despidieron con aplausos en reconocimiento de su entrega.

Camino a la final

El partido terminó con la victoria del Deportivo Quito. Los dirigidos por el técnico Gustavo Vásquez medirse con Chile en la gran final de la Copa Pichincha, el sábado 14 de diciembre en el estadio Olímpico Atahualpa.

De ganar la final, los azulgranas tendrán asegurada su participación en Segunda Categoría. Un hipotético triunfo permitiría extender y cerrar con broche de oro las fiestas de Quito, con el equipo de la ciudad resurgiendo de sus cenizas, en un camino largo, pero que no ha impedido a sus fieles seguidores acompañarlo a dónde sea que vaya y dedicarle desde los balcones o desde las gradas una eufórica serenata “lindo Quito de mi vida, yo te canto con amor”.

YR