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Incorporación de nuevos actores en la participación del sistema electoral (Opinión)

No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución. G.K. Chesterton.

La Democracia constituye el ejercicio de la tolerancia, de la amplitud de criterios, de la equidad, la justicia y la búsqueda por responder de la mejor manera a las demandas de las mayorías, sin olvidar a las minorías; en resumen sería el Gobierno para todos.

Esta máxima, que especulamos es normal, el pensar que un sistema democrático, deba responder a lo que las mayorías requieren, no es sino una construcción histórica, que ha intentado además perfeccionar un aparato político, que en un principio fue diseñado para ser excluyente; que no se planteó en su nacimiento más que satisfacer al selecto grupo de ciudadanos de las Polis helénicas.

La comunidad perfecta es la polis…, surgió para satisfacer las necesidades vitales del hombre, pero su finalidad es permitirle vivir bien… El hombre que, naturalmente y no por azar, no viva en la polis es infrahumano o sobrehumano.[1]

Contexto histórico

En efecto, si hacemos un breve recorderis de lo que eclosionó en la civilización griega clásica, de los siglos VII al IV A.C. observaremos como las ciudades de la civilización griega que poblaban la península, y sus colonias extendidas por el norte de África, Asia Menor, el Mar Negro, sur de Italia, Francia, España y las actuales Croacia y Albania; constituían una estratificación social en las que el 90% de la población: mujeres, extranjeros, esclavos, y amplias esferas de marginalizados no gozaban de derechos políticos, ni de ciudadanía.

Este orden de cosas, se mantuvo durante la República Romana, heredera cultural del mundo helénico. En Roma, existían dos clases muy diferenciadas, pero ciudadanas al fín: los patricios, o caballeros, la clase alta; y los plebeyos, las grandes mayorías en la ciudad eterna. Cada una de ellas, tenía el derecho al voto, y mientras la República era solo Roma, no causó sobresaltos. Cuando Roma comenzó a ser Imperio, los habitantes, principalmente de la Península Itálica, solicitaron ser ciudadanos, y no solo levas para la guerra, o para impuestos.

La República Romana se rigió por una constitución compleja, que se centró en los principios de una separación de poderes, controles gubernamentales, equilibrios de poder. La evolución de la República Romana fue fuertemente influenciada por la lucha entre la aristocracia, patricios y los plebeyos.[2]

Estas incorporaciones fueron una respuesta a la presión social reinante, y derivaron en un mejor sistema de gobierno, pues muchas de las Urbs, contaban también con un sistema democrático, que les permitía elegir un Senado, o Cámara de Gobierno, que definía el tipo de administración a seguir.

Con la trasformación de Roma en una monarquía electiva, y después hereditaria, la democracia se redujo en mucho, al permitirse únicamente limitadas elecciones, principalmente para los cabildos de las urbes. Ya en la época de la decadencia del Imperio, tanto en Occidente, como el Oriente, el poder del Senado se redujo, a ser simple administrador municipal en Roma, o ser elemento aristocrático, casi despojado de poderes, en Constantinopla.

La ciudadanía

Sin embargo se definió de manera muy clara el concepto de ciudadanía, con sus derechos y obligaciones, al convertir por necesidades militares y económicas, cada vez a más naciones y pueblos. en parte integral del Estado Imperial Romano.

Este orden de cosas se extinguió, hasta que muchas de las ciudades italianas, del norte y centro de la península, entre el siglo IX, hasta fines del XVIII, practicaron una democracia selectiva, aristocratizante, de la que podemos destacar a la Serenísima República de San Marcos, o simplemente Venecia, máxima potencia del Mediterráneo, entre los siglos XII al XV.

Historia de la democracia

La primera institución política es el Gran Consejo, estaba formada por un representante mayor de 30 años de cada familia patricia o importante de la ciudad (y posteriormente de algunas posesiones de Terraferma). Para hacernos una idea de su representatividad, lo formaban algo más de 2.000 miembros sobre una población urbana de 200.000…Este consejo se reunía en el Palacio Ducal y su función más importante era la de elegir otros cargos.[3]

Durante la Edad Moderna temprana existió un intento de extender el poder de lo electivo, de un sistema democrático, en algunas monarquías, como la de la Mancomunidad Polaco Lituana, el reino más poderoso de la Europa Oriental entre los siglos XV y XVI. Allí, se debía elegir al Rey, en la Dieta; lamentablemente la falta de claridad en los procesos, e incorporación de cada vez más actores, sin refinar los métodos, dieron por resultado el fracaso final de lo electivo y la destrucción del sistema.

El sistema político de la mancomunidad, llamado Democracia de los Nobles o Libertad dorada, se caracterizaba por la limitación del poder del monarca por las leyes y la cámara legislativa (Sejm) controlada por la Nobleza de Polonia (Szlachta). Este sistema fue el precursor de los conceptos modernos de democracia, Monarquía constitucional, y federación.[4]

Contexto moderno

Ya en la modernidad, podemos observar como los sistemas políticos rígidos, basados en la figura monárquica como única detentadora del poder, se vieron apremiados por las exigencias ciudadanas. Es sin duda el paso del Antiguo al Nuevo Régimen cuando la incorporación de mayores colectivos al escenario político se genera.

El filósofo italiano Antonio Gramsci describe magistralmente este proceso, al hablarnos de la subalternidad, de como aquellos grupos marginales, esperan el momento oportuno, para ingresar al sistema político; de la manera en que construyen un discurso y un  relato político, en la lucha por formar parte del Gobierno de sus Estados, y de sus destinos.

(…) los grupos subalternos revierten y rompen con su condición subalterna, buscan las alternativas concretas en su camino a la emancipación, y en cómo este camino está plagado de dificultades puesto que en parte el poder se encuentra diluido en la sociedad civil (…)[5]

Los también italianos Mosca y Pareto, abordan la temática del poder, y como se convierte en excluyente al describir la formación de anillos de hierro, en los que una vez que un grupo marginalizado, asciende y ocupa un nicho poderoso, se hace a su vez marginalizante, con lo que la incorporación de nuevos actores políticos, se convierte, incluso en un tema más difícil de lograr.

Por teoría de las élites se entiende la teoría que afirma que en toda sociedad una minoría es siempre la que detenta el poder en sus diversas formas, frente a una mayoría que carece de él.[6]

¿Qué ocurre en América Latina?

En América Latina, además del calculado proceso de la derecha, de marginalización de amplios estratos de la población, también los circuitos de poder del populismo de izquierda, son expertos en construir estos andamiajes, que les permiten pretender eternizarse en los Gobiernos.

Nuestro subcontinente ha tenido un interesante relato, alrededor de la incorporación o marginalización de actores, colectivos o individuales, en los sistemas políticos. Existieron ejemplos, sobre todo en la Colonia, de Gobiernos cercanos a los súbditos, de los cuales los más nombrados serían los Cabildos, y las Comunas indígenas, agrupadas en la República de Indios. Estos sistemas electivos, fueron sitios de incorporación eso si limitada, de actores políticos.

La Republica de indios es una sociedad política indiana, es decir, el cuerpo político y social que se constituyó en Indias, dentro del Imperio español, estuvo conformada por dos grupos étnicos y culturales diversos: españoles e indígenas.[7]

En el Ecuador, la democracia inclusiva y representativa se ha ido generando, de acuerdo a las posibilidades de incorporación del sistema político, muchas veces sin violencia, como cuando el voto femenino, con Matilde Hidalgo, sin ninguna oposición, se produjo en la década de 1920, o violentamente como en la Revolución Liberal de inicios del siglo XX.

¿Y el voto femenino?

El voto femenino fue la piedra angular en el ingreso formal de las mujeres a la vida política, pero a su vez, pone en perspectiva otras cuestiones que trascienden a la mera razón electoral de que las mujeres puedan votar o sean elegidas para ocupar cargos públicos. Lo que se ha puesto en valor fue el carácter integrador de la ciudadanía y la posibilidad de que otros sectores excluidos —comenzando por el género femenino— puedan ser parte constitutiva del proceso democrático.[8]

El país representa en muchos aspectos la pervivencia de sistemas políticos centenarios, como las Comunas, con innovadores procesos electivos, como el de autoridades de control, a través del Consejo de Participación Ciudadana y de Control Social.

De la misma manera como mujeres, analfabetos, se ciudadanizaron, a través de la posibilidad del voto, en el Consejo Nacional Electoral, se ha profundizado la política de asumir como propia la necesidad de ancianos, personas con discapacidades, enfermos terminales, para poder ejercer su derecho y obligación al voto, a través del voto en casa.

El voto en casa

Con el Voto en Casa se busca dar todas las garantías para que las personas con discapacidad tengan el derecho al sufragio, acogiendo el artículo 3 de la Constitución, que establece que “el Estado garantizará sin discriminación alguna el efectivo goce de los derechos establecidos”.

El programa Voto en Casa comenzó en el año 2013 con casos puntuales. Sin embargo, por los buenos resultados y la apertura de los beneficiarios, en la Consulta y Referéndum 2018 se aplicó en varias ciudades de las 24 provincias.[9]

Además del voto en casa también se ha buscado que las Personas Privadas de Libertad accedan al derecho al sufragio, y se ejecuta también el Voto Facultativo, para personal de las Fuerzas del Orden y para ecuatorianos, desde los 16 años, con lo que el Consejo Nacional Electoral incorpora a diversos grupos de ecuatorianos, para edificar un sistema democrático más participativo.

Ecuador, por esa historia, y presente es un  referente de incorporación de actores ciudadanos en la política, en las elecciones y en sus derechos de vida. La anexión de distintos colectivos e individuos al sistema político, debe ser una decisión de Estado, que garantice que la democracia sea un elemento dinámico, que permea en la sociedad, hacia dentro y fuera de las instituciones, las necesidades de incorporación de nuevos actores.

BIBLIOGRAFÍA


[1] Aristóteles  La Política

[2] https://www.historialuniversal.com/2010/03/republica-romana-organizacion-politica.html

[3] https://www.cronicasdeunmundofeliz.com/2016/10/el-asombroso-gobierno-de-la-republica.html

[4] http://www.elenciclopedista.com.ar/mancomunidad-de-polonia-y-lituania/

[5] http://www.ecos.cl/2009/09/antonio-gramsci-y-las-clases.html

[6] https://prezi.com/bqvk49c5devw/la-teoria-de-las-elites-de-pareto-y-mosca/

[7] https://sites.google.com/site/historiasiglosxviii/home/republica-de-indios

[8] https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/politica/2/ecuador-y-el-voto-femenino

[9]http://www.eleccionesenecuador.com/informacion-voto-en-casa-75.html