El Automóvil es una extensión de nuestro ser, sin él colapsaríamos. Estamos ante una disyuntiva que Europa Occidental asumió, parecería ser de manera unilateral, sin contrapartida de los demás grandes países y zonas industriales, principalmente Estados Unidos y China, de disminuir sus niveles de contaminación, lo que coloca a la Eurozona en una disyuntiva muy compleja. El principal campo asumido es el de bajar a cero las emisiones de carbono de los autos de combustión interna, y de ser el caso ser sustituidos por autos eléctricos o de motorización a hidrógeno.
Sin embargo, los autos generan solo el 20% de las emisiones fósiles; el resto, ese 80%, llega a la atmósfera en su mayoría generado por los grandes buques, aviones, maquinaria e industria. Cargar de culpa a un segmento minoritario del problema pareciese una manera de ocultar a los verdaderos culpables.
Abandonar la combustión interna, por carburantes de energías limpias en 2035, es el gran reto. Ante esta realidad se activaron, o desempolvaron, antiguas opciones. Existieron 3 alternativas de motorización, hasta la segunda y tercera décadas del siglo XX: vapor, combustión interna y eléctrica, imponiéndose el motor de explosión debido a factores técnicos y, sobre todo, económicos. Al morir 1800 parecía que el futuro era eléctrico, sin embargo, para 1920 la industria del petróleo impuso que el motor de cuatro tiempos (Diésel y gasolina) imperase. Hoy, además, hemos visto como se coloca de nuevo en el tapete la opción para los coches de combustión interna, de los combustibles sintéticos, alternativa asumida por las marcas Audi y Porsche (Ambas del grupo alemán automotriz Volkswagen) y de permitir, aún, la construcción y utilización de modelos de lujo, propuesta por la marca italiana del conglomerado anglo-franco-ítalo-germano-estadounidense Stellantis, Ferrari.
Un poco de historia
El primer vehículo a vapor (1769) fue el Fardier, de Nicolas-Joseph Cugnot. Para 1860 Etiene Lenoir, patentó el primigenio vehículo con motor de explosión a gasolina. En 1885 el alemán Carl Benz registró su Benz Patent-Motorwagen, el primer automóvil. Paralelo a este desarrollo, o precediéndolo, existieron coches eléctricos.
“De la mano del inventor escocés Robert Anderson, el primer vehículo de estas características vio la luz alrededor de 1830, es decir, antes incluso de que Rudolf Diesel diseñara el motor que lleva su apellido, o de que Karl Friedrich Benz hiciera lo propio con el motor de gasolina, ambos bajo la tecnología de la combustión”
Francia y Reino Unido apoyaron la generalización de vehículos eléctricos, fomentando su desarrollo. Gaston Planté en 1859 y Camille Faure en 1881, franceses, potenciaron las baterías. En 1899 se registraron promedios de velocidad y distancia notables, como los 100 km/h, de Camille Jenatzy. En Estados Unidos marcas, todas desaparecidas, como Anthony Electric, Baker, Detroit, Edison, Studebaker despuntando el siglo XX tuvieron relativo éxito. Luego poco a poco se abandonó este tipo de automoción.
El renacer eléctrico
“Tras la aprobación, en 1990, por parte de California, de una norma que obligaba, desde 1998, a que, al menos, el 2% de las ventas de un fabricante de automóviles debía lograrse mediante vehículos de emisiones cero (hasta llegar al 10% en 2003), la situación del coche eléctrico fue progresivamente mejorando. General Motors y, sobre todo, Tesla, con su Model S, lograron atraer el interés de los consumidores”
La Huella Ambiental que la producción y quema de los derivados del petróleo generan, más los altos costos de producción, crearon las condiciones para el renacer eléctrico. Un motorizado de este tipo puede construirse en talleres casi artesanales, su corazón es un dispositivo de Nicola Tesla con una simpleza minimalista. El motor no es el problema, lo son las baterías.
Ahí las corporaciones automovilísticas, y cualquier productor, encuentran su Talón de Aquiles ¿Es realmente este tipo de vehículo no contaminante? Actualmente no, las minas de litio y cobalto que constituyen las baterías son enormemente destructivas, con una carga social devastadora. Las pilas de Ion de Litio y Cobalto son costosas, imposibles de reciclar, se investiga en otros materiales substitutivos (Manganeso, Hierro y Cobre).
Responsabilidad ambiental y social
La República Democrática del Congo, donde se extrae más del 60% del Cobalto del planeta, es el infierno en la Tierra. Si tenemos en cuenta que para un auto se requieren hasta 15 kilos de este mineral, y para un celular solo 10 gramos, vislumbramos el problema que se avecina sobre este empobrecido territorio donde algunas Mineras, con sus propios ejércitos mercenarios, dominan. Ante esta tétrica realidad gobiernos con gran tradición minera como Australia y Canadá, plantean abrir minas en sus territorios, con responsabilidad social y ambiental. La UE programa hacerlo de la misma manera. Empresas como Tesla proyectan comprar minas en el Congo y cambiar la forma del trabajo minero, en pos de una racionalización humana y de respeto sobre la naturaleza.
El Litio es el otro gran componente de las baterías. En Sudamérica, específicamente en los grandes salares bolivianos, argentinos y chilenos, se inició un Boom económico del Litio, elemento primordial para las actuales baterías. El impacto ambiental no sería tan fuerte debido a que están en zonas desérticas y despobladas, en algunos casos en alianza con empresas punta en baterías como Panasonic o LG.
Motorización con base en hidrógeno
El Hidrógeno es el elemento más abundante en la naturaleza, un óptimo combustible. Es el gran desconocido, a pesar de ser “el futuro de la movilidad”, por ello algunas compañías automotrices le apuestan. Japón con ingentes reservas de un tipo de compuesto de gas natural, presente en grandes cantidades frente a sus costas, que serviría para refinar Hidrógeno lleva la delantera: Toyota desde 2002 trabaja en el Mirai, Honda produjo de manera comercial el FCX Clarity en 2008; Mazda construyó el prototipo RX8, funcional con gasolina o hidrógeno. Corea apuesta por esta tecnología de cero emisiones contaminantes: Hyundai desde 2013 comercializa el ix35 Fuel Cell.
El reto planteado es hercúleo, digno de titanes, existentes en la Industria automovilística. Volkswagen, Stellantis, Renault-Citroen en Europa; General Motors, Ford y Tesla en América apuestan por la electricidad. Hyundai, Mazda, Toyota, Honda en Asia, trabajan con el Hidrógeno. Lo eléctrico lleva la delantera, aún que parecería que en un corto y más seguro en el mediano y largo plazo se impondrá el hidrógeno, se han afinado los procesos que lo permitirán. Sin minas, sin golpes ambientales países como Chile y Arabia Saudita le apuestan a la producción de Hidrógeno verde, y España al Dorado.