Quito, 08 feb (La Calle). –«Que no les tiemble el pulso la próxima vez que vean a un delincuente apuntándole la cabeza a una mujer embarazada, como sucedió hace meses con Diana (femicidio) en Ibarra. Disparen señores. Disparen porque solo medio segundo hará la diferencia»
Esas fueron las palabras que la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri dijo durante la entrega de 50 motos por parte del gobierno para patrullajes dentro del Plan Más Seguridad.
Viteri no especificó cifras, pero dijo que las leyes «no han sido reformadas y siguen estando a favor de los delincuentes y no de las víctimas».
En el evento, en el que participó la ministra de gobierno, María Paula Romo, la alcaldesa ofreció la ayuda del municipio a la policía. Que si necesitan vehículos, motos, botones de pánico o gasolina, Guayaquil se las pone.
«Esto no es orden de tirar a matar, esto es orden de tirar a vivir»
La alcaldesa no es la primera en exigir que la policía use las armas. Jaime Nebot, gobernador del Guayas en 1985 y líder del Partido Social Cristiano al que pertenece también Viteri, realizó la misma petición.
“Ustedes, policías, tienen órdenes precisas, claras; tenéis el respaldo moral, legal y económico del Gobierno (…) Usad las armas porque están facultados para ello. Ya saldrán las cotorras nuevamente a clamar por los derechos humanos, pero por los derechos humanos de los asesinos, de los delincuentes, de los terroristas, de los violadores y de los secuestradores (…) Porque si una mínima porción, ínfima porción, la porción podrida de la sociedad, tiene que caer abatida, tendrá que caer abatida”, dijo en esa ocasión Nebot.
En el gobierno de León Febres Cordero (1984 -1988) según investigaciones judiciales, 295 personas murieron en crímenes de lesa humanidad, de ese total el 19% correspondía a sujetos vinculados a Alfaro Vive Carajo.
Las organizaciones policiales como el SIC y el plan de Escuadrones Volantes, vulneraron los derechos humanos a través del secuestro, la tortura, la prisión e incluso la muerte.