Pamela Benalcázar Villaba
Quito, 25 feb (La Calle) .- Aún no hay rutas seguras o corredores humanitarios para los ecuatorianos que viven en las inmediaciones de los países en conflicto. “Que nos ayuden con el transporte, es lo único que esperamos” dijo Jesús Botina, estudiante ecuatoriano.
Jesús vive en las localidades cercanas de Ucrania. Señaló en una entrevista en Radio La Calle que ha recibido ayuda parcial de parte de Estado ecuatoriano, pues aún no hay rutas seguras que permitan retornar al país luego que hayan salido de la zona de conflicto.
El compatriota vive desde hace 6 años en Sorelle, provincia cercana a los estados separatistas en combate. Se encuentra a 20 horas de la frontera con Polonia, pero duda en salir de su lugar de residencia. “Queremos que se abra una ruta humanitaria segura para poder irnos a la frontera y poder salir al Ecuador” dijo con preocupación.
Por temas de la pandemia y problemas económicos tiene su pasaporte caducado que le impide salir del país. No obstante, asegura que la cancillería ecuatoriana envió salvoconductos que les permiten ingresar a países vecinos como Polonia y Eslovenia.
Después de ingresar a estos países la incertidumbre aumenta, “lo que solicitamos es saber cual es el siguiente paso esperar las líneas Humanitarias o comprar boletos al Ecuador” dijo. Es decir, no hay una ruta clara para que los 150 ecuatorianos que viven en el lugar retornen al país.
Ayer, la Asociación de Padres de familia de los estudiantes radicados en Ucrania denunció que sus hijos no pueden retirar el dinero de los cajeros e la localidad. Jesús lo confirma, y extendió su preocupación debido a que no puede percibir del dinero que es enviado desde el Ecuador.
Al finalizar la entrevista, hizo un llamado a ser cuidadosos con la información que se está difundiendo, pues refirió que la madre de un ecuatoriano entró en un colapso nervioso debido a que recibió noticias falsas en las que su hijo había muerto.
Salió del Ecuador para estudiar medicina y está a tres meses de graduarse
A pesar de tener la clara intención de regresar a su patria, también la decisión le genera intranquilidad con su carrera universitaria. Está a tres meses de graduarse como médico y tras el conflicto las actividades académicas están suspendidas.
La universidad dónde estudia no tiene un plan de contingencia establecido “por Messenger solo nos dijeron manténganse a salvo” manifestó el estudiante. Algunos no saben si salir o quedarse pues no saben cuando retomen una vida normal en la zona y su regreso también significa un gasto elevado.