Por: Alexis Ponce / defensor de DD.HH.
“(…) La Corte Interamericana de Derechos Humanos declara, por unanimidad, que:
1. El Estado ecuatoriano es responsable por la violación de los derechos reconocidos en los artículos 3, 4.1, 5.1, 5.2 y 7 de la Convención Americana, en relación con lo dispuesto en el artículo 1.1 de ese Tratado y en el artículo I.a) de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, este último a partir del 26 de agosto de 2006; en perjuicio del señor César Gustavo Garzón Guzmán, en los términos de los párrafos 62 a 64 de la presente Sentencia.
2. El Estado ecuatoriano es responsable por la violación de los derechos reconocidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento y el artículo I.b) de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada, este último a partir del 26 de agosto de 2006, en perjuicio de sus familiares Julio Garzón, Clorinda Guzmán de Garzón, Luis Alberto Garzón Guzmán, Rodrigo Garzón Guzmán, Luis Lascano y Ana Julia Lascano, en los términos de los párrafos 66 a 89 de la presente Sentencia.
3. El Estado es responsable por la violación derecho a la integridad personal reconocido en el artículo 5.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de Julio Garzón, Clorinda Guzmán de Garzón, Luis Alberto Garzón Guzmán, Rodrigo Garzón Guzmán, Luis Lascano y Ana Julia Lascano, en los términos de los párrafos 90 a 94 de la presente Sentencia…”
¡Por fin, algo de justicia!, a la madre Coraje Clorinda Guzmán Viuda de Garzón, y a toda la familia Garzón Guzmán. El pueblo del Ecuador tiene la obligación ética de conocer y no olvidar este drama, de aplaudir con el corazón y reconocer a esta dignísima familia sufriente.
Por fin se concreta esta nueva histórica sentencia condenatoria contra el Ecuador. Así que, aunque sea tarde, los últimos y actuales gobiernos y las autoridades responsables de gravísimas violaciones de derechos humanos, sepan que tienen que pagarla muy caro: recuerden esta sentencia condenatoria por hechos ocurridos en 1990, los ahora “ausentes” Moreno, Romo y otros muchos más de estos últimos treinta años.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos acaba de dictar sentencia condenatoria este primero de septiembre contra el Estado ecuatoriano, por un imprescriptible delito de lesa humanidad: la desaparición forzada del escritor Gustavo Garzón, ocurrido entre la noche del 9 y la madrugada del 10 de noviembre de 1990.
La desaparición forzada se dio en las presumibles manos del SIC-10, la estructura secreta de la Inteligencia policial creada en el régimen de Febres Cordero, que luego se llamó Unidad de Investigación de Actividades Subversivas UIAS, y después Unidad de Investigaciones Especiales, UIES, como se denominó al final del período el temible aparato de aniquilación y terrorismo fundado en 1985, y que siguió funcionando tras el fin del Febrescorderato, durante el gobierno del Dr. Rodrigo Borja, quien a pesar de haber cerrado la torturadora estructura policial SIC (Servicio de Investigación Criminal, o “Camal Humano”), no logró desmantelar todo el resto mayor del aparato de tortura y terror del SIC-10.
Fui testigo de la impunidad más infame desde esas épocas hasta el presente. Conocí a doña Clorinda, la madre de Gustavo, en la Plaza Grande, junto a Luz Helena y Pedro (los padres de los desaparecidos hermanos Restrepo), cuando un manojo cada vez más creciente de madres de desaparecidos, empezaban a llegar a la plaza y a juntarse a la nueva generación de defensores de DDHH y a la familia guerreramente heroica.
Todos los ministros de Gobierno, subsecretarios, fiscales y agentes fiscales, comandantes de policía y autoridades en tres décadas, desde el luego prófugo César Verduga en adelante, taparon el caso, no hicieron nada por indagar, ensuciaron a la víctima y dieron largas (¡por 31 años!) a su desconsolada, luchadora y ya anciana madre: Doña Clorinda. Verduga, con la ayuda de su propio aparato de derechos humanos oficial del que provino: la ALDHU, elucubraron la canalla tesis inicial de que Gustavo Garzón, autor de varios libros, el que más recuerdo: “Brutal como el rasgar de un fósforo”, dizque había desaparecido ‘por ingresar a las guerrillas de Colombia’.
Gustavo desapareció a poco de salir del Penal García Moreno de Quito, donde permaneció tras ser torturado y acusado de “sedición subversiva” como “guerrillero” de las Montoneras Patria Libre, MPL, una organización armada que nació como escisión de Alfaro Vive Carajo, AVC. Garzón es el ocultado espejo nacional del testimonio dado por otros intelectuales, poetas y escritores asesinados o desaparecidos al haber optado por la vía armada, que fue la opción de los jóvenes y los poetas sensibles en los años 60, 70 e incluso en las postrimerías de los 80.
Gustavo es, pues, el espejo desconocido por el Ecuador y el continente, del asesinado poeta y guerrillero peruano Javier Heraud, del intelectual argentino y militante montonero Rodolfo Walsh, o del también argentino y militante del PRT Haroldo Conti; o del poeta y guerrillero del ERP salvadoreño Roque Dalton, o del poeta y guerrillero guatemalteco de las FAR, Otto René Castillo.
Al salir libre, acudió en la noche del 9 de noviembre al legendario y ya extinto bar – salsoteca, donde pululábamos los jóvenes de entonces y muchos militantes de izquierdas: el “Son Candela”. Sus amigos y amigas íntimos que estuvieron con él aquella noche, cuentan que se despidió y salió, solo, a la muy noche entre el 9 y 10, de aquel lugar cálido hacia la calle, para San Juan, su barrio tan popular y emblemático, donde vivía con sus hermanos y su madre, a la que llamó para decirle que no se preocupara, que volvía esa noche. Nunca regresó y desapareció, para siempre.
Tras Verduga y el régimen de Borja, callaron este crimen de Estado y entrabaron y dilataron toda investigación y sanción, los gobiernos de: Sixto, Bucaram, Alarcón, Mahuad, Noboa, Lucio Gutiérrez, Palacio, Correa, Moreno y Lasso. En total once gobiernos ocultaron el crimen y nada hicieron por dar a la madre una certeza. La policía y la fiscalía probaron que, pueden pasar décadas, que siguen teniendo un enorme poder en gobiernos de todas las tendencias.
En el gobierno de Moreno, jugaron un rol vergonzoso, el procurador Iñiguez Salvador (por desgracia, hijo de uno de los mejores ecuatorianos y amado amigo personal: el eximio historiador Dr. Jorge Salvador Lara), así como la cancillería y el ministerio de gobierno del Morenismo. Se comportaron como los anteriores, expertos en dilatar, mentir, manipular y ensuciar a la familia, al igual que los gobiernos previos que nada hicieron por Clorinda y Gustavo. Estuve en la Secretaría de Derechos Humanos un corto tiempo en el año 2018 y me indigné cuando supe que la carpeta del caso de Gustavo, ¡31 años más tarde!, llevaba la etiqueta infamante: “Confidencial – Secreto de Estado”.
Recuerdo que les mandé a la mismísima recontra a los “kikuyos” del Estado que, tres décadas después, seguían dilatando y manchando al muerto desaparecido. Era como si tantos sinvergüenzas funcionarios civiles en treinta y un años, tuvieran solo la misión de tapar el vil crimen y ensuciar al fantasma.
Tres años más tarde, cuando era insostenible para el Estado seguir mintiendo, se supo que la representación oficial del Ecuador aceptó el 28 de enero del 2021, en el cierre de la audiencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la responsabilidad estatal e internacional por la desaparición forzada del escritor Gustavo Garzón.
“El Estado ecuatoriano acepta que en el presente caso se ha configurado una desaparición forzada y en consecuencia reconoce su responsabilidad internacional por la violación a los derechos, en relación a la familia del señor Garzón, el Estado ecuatoriano reconoce sus responsabilidades”, sostuvo entonces la representante del Estado, María Fernanda Álvarez.
La demanda contra el Estado, presentada años antes por el abogado defensor de DDHH César Duque, sostuvo que el caso fue documentado en el Informe estatal de la Comisión de la Verdad en el año 2008, como una desaparición forzada cometida por la Policía Nacional y que existirían elementos suficientes para concluir que Garzón fue privado de su libertad por agentes estatales.
Más ahora, la Corte sostuvo con frontalidad: “Luego de presentado el informe final de la Comisión de la Verdad, en septiembre de 2011, se inició una indagación previa en relación con este caso. En mayo de 2013, los familiares del señor Garzón Guzmán interpusieron una denuncia que dio inicio a una nueva indagación. El proceso aún continúa abierto, sin haber tenido avances significativos, por lo que los hechos permanecen en la impunidad”.
“Con tinta roja del corazón” fue el título del evento a lleno completo que organizamos un 10 de noviembre por Gustavo Garzón, con mi antigua hermandad de la ya yerta APDH y su corajuda militancia de entonces, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, donde él tantas veces pasó en sus talleres literarios. A la madre Clorinda, la llamé “la mujer de negro perpetuo” en el único editorial (“Anatomía de la impotencia”) que, desde ese 1991, me publicara el diario “La Hora” en tres décadas. Y Jimmy Coronado, mi entonces hermano de la APDH fue por esa época el “Hijo Adoptante” de Doña Clorinda Guzmán de Garzón, cuando el sábado 28 de agosto de 1993 creamos el programa “La Adopción de la Ternura” y dimos una pareja de jóvenes entrenados en derechos humanos a todas las madres de desaparecidos de entonces.
Así vivió aquella generación de madres y de hijos adoptantes, que amaron el amor y lucharon la lucha. Nunca olvido el rostro de Doña Clorinda y su bello testimonio al periodista Cristóbal Rodríguez de Diario La Hora en 1996, cuando fui sentenciado a prisión. Qué palabras tan generosas tuvo entonces. Y nunca olvido, tampoco, la calculadora y rastrera actitud de tantos presidentes, ministros, subsecretarios, políticos, comandantes de policía, fiscales y procuradores desde aquel 1990.
La madre coraje, doña Clorinda, puede por fin descansar un poco. Porque su lucha la siguieron sus dignos hijos y nietos. Gustavo Garzón aún señala con su índice, ensangrentado y desaparecido, al Ecuador entero.
(Gracias a mi amigo y hermano Ernesto Pazmiño, abogado de DH, por compartirme la sentencia)
Anexos:
Sentencia de la Corte:
https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_434_esp.pdf
Vídeo Corte: