¿Compra de votos? Asambleísta denuncia que intentaron negociar su deserción de la bancada de oposición

Quito, 11 de jun (La Calle).- El asambleísta Juan Carlos González, integrante de la bancada de Revolución Ciudadana (RC), denunció un intento de compra de votos dirigido a fracturar su movimiento. Reveló que el pasado 8 de junio recibió una propuesta «inadmisible»: acceso a beneficios institucionales en su provincia de Loja a cambio de sumarse a la bancada oficialista de ADN.

Según González, la oferta fue realizada durante una reunión en el Parque La Carolina por intermedio de Fausto Jarrín, exfigura de la RC. El legislador vinculó el intento de cooptación con la debilidad del oficialismo, tras la ratificación de la presidencia de Henry Olsen con solo 78 votos. «Sabían que con dos votos menos estarían fuera. Por eso actúan con desesperación», afirmó en entrevista con Only Panas.

En un llamado urgente a la conciencia de sus pares, González advirtió sobre el riesgo de caer en el «show mediático» que, a su juicio, busca desestabilizar a las bancadas opositoras. Además, cuestionó a los miembros de ADN: «Muchos están confundidos; creen servir al país, pero les falta sentido común».

¿Crisis interna en RC?

La denuncia se produce en medio de tensiones dentro de RC. Xavier Lasso, otro asambleísta del movimiento, confirmó la gravedad de la situación tras la fractura evidenciada en la votación de la Ley de Solidaridad el pasado 7 de junio, donde ausencias y abstenciones de su bancada marcaron un precedente «preocupante».

«Es complicada la situación», admitió Lasso, anunciando una reunión urgente con los 65 legisladores de RC para analizar las causas de la desunión: «¿Por qué tuvimos abstenciones? ¿Por qué faltaron asambleístas sin reemplazar sus votos?». El parlamentario enfatizó la necesidad de actuar con inteligencia: «Escribimos demasiado en chats y eso genera errores. Debemos hablar de frente».

Sobre posibles deserciones, Lasso fue contundente: «Si alguien vota sistemáticamente con el gobierno, será separado. No podemos admitir más bajas». Sin embargo, reconoció el costo político: «Es penoso, pero necesario».