Quito, 5 dic (La Calle).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) comentó que «una alternativa» que tiene el país para superar la crisis económica sería revisar la suspensión progresiva de la disminución de los subsidios a los combustibles.
Los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso trataron de implementar esta disposición y la única opción de los ecuatorianos fue salir a las calles a protestar. No obstante, la represión fue la respuesta que recibieron del gobierno.
Pese a que esta medida se había suspendido en 2022, Lasso presentó un proyecto en el que revivió quitar el subsidio a los combustibles y se desató otro paro en la capital.
La entidad señaló que otro problema para que el programa crediticio no prospere son las modificaciones que recibió la reforma tributaria.
El FMI mencionó que se aplicaron gran parte de las condiciones del programa, pese a que existieron algunos retrasos en las reformas fiscales y estructurales.
Para la entidad financiera, la solución para garantizar la sostenibilidad fiscal es «profundizar las reformas económicas» y con eso abrir campo a otros mercados de deuda. Pero los datos muestran otra realidad, pues ni Lasso que se aferró a esta entidad pudo reducir el déficit fiscal.
De hecho, el actual ministro de Economía, Juan Carlos Vega, anunció que el déficit fiscal proyectado para el cierre de 2023 superará los USD 5.000 millones, es decir el 5 % del PIB del Ecuador.
El FMI evaluó el programa crediticio de USD 6.500 millones que se dio a Ecuador entre septiembre de 2022 y diciembre de 2022. Según la institución, ese financiamiento «permitió una reestructuración de la estabilidad económica tras la pandemia por Covid-19». No obstante, analistas y economistas ratificaron que Ecuador es uno de los pocos países que no logra superar la crisis que generó.
La relación tóxica con el FMI
Aunque la propia entidad detalló que solo se deben realizar préstamos como última opción y en casos excepcionales, el país generó casi una dependencia a esta institución.
Hasta el 18 de abril, Ecuador estuvo entre los cinco primeros países que más deben al FMI. La deuda superaba los USD 8.200 millones y sus posibilidades de crecer aumentaban.
La deuda con el FMI creció aún más con el último acuerdo de 2022, en el que Lasso pidió USD 700 millones “para beneficio del país”. El expresidente Lasso siempre consideró a esta entidad casi como un Dios que podía remediar los vacíos económicos.