Publicidad spot_img

Apoya a Radio La Calle ($2,00)

Cerco mediático y vulneraciones contra movimiento indígena durante el Paro Nacional Ecuador

Quito, 11 dic (La Calle).- La Dirección de comunicación de Conaie y Cofenaie publicó un artículo con amplia información sobre las vulneraciones, agresiones, censura y violencia que sufrió el movimiento indígena durante las movilizaciones del Paro, desde el 3 de octubre. El escrito evidencia que el acontecimiento fue noticia mundial, sin embargo existe un análisis pobre y nada crítico acerca del linchamiento mediático contra los indígenas durante y después del paro.

Comunicadores agredidos

El 3 de octubre, primer día de movilizaciones, agentes de la Policía Nacional habrían agredido y detenido a Marlon Santi y Jairo Gualinga, comunicadores de la Cofenaie conocidos como “lanceros digitales”, esto mientras hacían una cobertura de los acontecimientos en el Puyo . Pastaza.

Asimismo, más de 16 comunicadores fueron víctimas de violencia en los primeros días del paro, según Fundamedios. Entre ellos están: Leyda Ángulo y Geovanny Astudillo en Sucumbíos y Camila Martínez, comunicadora de la CONAIE, detenido en Guayaquil.

Pero la represión no solo vino desde la Policía Nacional. La Ministra de Gobierno, María Paula Romo dijo que existía un “complot” de comunicadores y medios alternativos, medios a los que acusó de dirigir “un ataque en redes sociales, con cantidad de información falsa”. Además, Romo se dirigió a Ana Acosta, comunicadora del medio digital Wambra Radio, durante la rueda de prensa del 15 de octubre, donde dijo: “ustedes han sido muy importantes en las noticias falsas”.

De la misma forma, hackearon las cuentas de redes sociales y portales web de varios dirigentes indígenas y durante los días que duró el Paro recibieron mensajes de restricción en el contenido que trataron de publicar. Las cuentas más afectadas fueron: Conaie Comunicación, Comunicación Confeniae y la cuenta del presidente de la Conaie, Jaime Vargas.

Por estos motivos, la Conaie hizo una denuncia por la instalación de “inhibidores de señal móvil” en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) entre el 8 y 11 de octubre. Causalmente esto sucede en la CCE, el lugar donde los manifestantes se concentraron masivamente y convivieron durante el Paro; era el punto de concentración desde donde trataban de comunicarse con sus familiares y comunicar al mundo la verdad de los hechos.

Evidentemente, sí existió información falsa difundiéndose por la web. Los medios de comunicación comunitarios y alternativos fueron víctimas también de los famosos “trolls”. Durante el Paro Nacional, las cuentas de los movimientos indígenas fueron clonadas y utilizadas con fines maliciosos, como la difusión de información falsa. Información que se desplegó a gran escala. Sin embargo, los dirigentes indígenas siempre estuvieron pendientes para desmentir todo este entorno.

Políticos de derecha denuncian a dirigentes indígenas

Varias figuras que responden al costado derechista también impulsaron una especie de campaña en contra de las movilizaciones indígenas, denunciando a sus dirigentes por varios motivos. Entre ellos: Alberto Dahik denunció el accionar de los indígenas de “terrorismo”; Macerlo Hallo presentó una denuncia contra Jaime Vargas y Leonidas Iza por supuesto delito de “instigación”; El asambleísta Fabricio Villamar denunció a Yaku Pérez por supuesto delito de “rebelión”.

A la fecha, Jaime Vargas enfrenta seis denuncias por delitos penales, entre las que se encuentran: supuesto delito de “grupos subversivos” y otra por supuesto “secuestro”.

El Cerco Mediático

Ante el evidente cerco mediático que vivió el país durante el Paro Nacional, los medios internacionales decidieron ingresar al territorio y comprobar la verdad de lo que nos estaba sucediendo, estos medios fueron Russia Today, DW, Reuters, EFE, BBC, The Guardian, CNN, Telesur y algunos más.

Ante esto, la Conaie expresó en un comunicado: “Haciendo uso del derecho constitucional a la comunicación e información, su actuar (el de los medios comunitarios, alternativos y populares y sus plataformas digitales) para romper el evidente cerco mediático que quiso imponerse, impulsado por la hegemonía de los monopolios de comunicación nacionales, y de esta manera, (permitió) dotar de información verificada, verificable y desde el lugar de los hechos a la ciudadanía, estableciendo un flujo de información permanente que permitió visibilizar y contrastar los hechos que ciertos medios convencionales ocultaron y descontextualizaron en sus emisiones.”

Linchamiento mediático

La Dirección de comunicación de Conaie y Cofenaie aseguraron que, al término del paro, todo un entorno de linchamiento mediático empezó a desenvolverse por parte de varios medios de comunicación, con el uso de titulares, subtítulos y contenido descalificativo en contra del movimiento indígena.

Teleamazonas usó frases como “Muy poco o nada aportan en impuestos”, “Donde si aportan es en el reclamo y la protesta en las calles”, “deben ser castigados penalmente”. Diario Expreso de Guayaquil publicó una serie de artículos sobre la diligencia indígena, con títulos como “gente camuflada en organismos de derechos humanos o en medios de comunicación comunitarios y alternativos”; “Una realidad no muy precaria”.

A este tumulto se suman periodistas de medios digitales, como Anderson Boscán de La Posta, personaje que durante un programa dijo: “Indio encontrado, indio preso, es lo que merece el país… metemos presos a otros 200 y si esto no alcanza metemos presos a otros 200 y cuando se acaben ya no hay a quien meter preso”. Horas después apareció declarando que lo que él hace es utilizar un “lenguaje incendiario”.

Asimismo el portal 4pelagatos publicó dos notas cuyos titulares expresaron: “La Conaie ve racismo hasta en la sopa” y “Violencia: CONAIE impune a todo”.

Los datos explicados en el artículo y la difusión de estas líneas están para develar la verdad de los sucesos que acontecieron en el Paro Nacional de octubre en Ecuador, el linchamiento en contra de dirigentes y movimiento indígenas durante y después de los hechos y comunicar  la realidad de los territorios, comunidades y grupos en situación de vulnerabilidad.