Quito, 19 jul (La Calle).- En 93 años de vida institucional, 35 contralores prestaron sus servicios al Estado. El 36, Pablo Celi nunca fue posesionado, por ende no se merece un cuadro en una galería de honor, pues se podría decir que desde 2017, Ecuador no tiene Contralor. No.
Un documento oficial de la Asamblea Nacional confirma que jamás el mencionado “funcionario” fue posesionado, tampoco se registra ni una sola convocatoria en la que conste ese posesión como parte del orden del día. Toda autoridad de control debe ser posesionada ante el Pleno de la Asamblea Nacional, de acuerdo al artículo 120 de la Constitución. En el mencionado artículo de la Carta Magna se afirma que es atribución de la Asamblea Nacional: “posesionar a la máxima autoridad de la Procuraduría General del Estado, Contraloría General del Estado, Fiscalía, Defensoría del Pueblo, Defensoría Pública, Superintendencias y a los miembros del CNE, del Consejo de la Judicatura y del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.
“El 120 de la Constitución no dice si es un Contralor titular o subrogante, no dice nada de eso. Lo que ocurre, entonces, es un peculado, una ilegalidad, aunque eso ya lo determinarán los tribunales. Yo hice la averiguación con el secretario de la Asamblea solo para certificar, ahora que tengo la respuesta vamos a hacer un comunicado de todo el bloque”, sostuvo.
Celi sustenta su presencia en el cargo en un “mandato” del Pleno del Consejo de Participación Ciudadana de 2019, que lo designaba como Contralor subrogante tras la fuga de Carlos Polít, cuyo periodo debía terminar en 2022. La idea era en 2019, que se cree un Tribunal de Cuentas, que reemplace a la Función de Transparencia.
La primera estrofa del himno de la Contraloría habla de «usurpadores», una frase que ahora parece una profecía:
Extendemos la mano de amigos
y orientamos el buen proceder
pero si alguien usurpa al Estado
nuestro norte es la ley y el deber.