Carta a la tía Lourdes en el infinito (Homenaje)

Quito, 27 abr (La Calle).- Alcides Gutiérrez Chávez no descansará hasta encontrar el cuerpo de su tía Lourdes que falleció el 25 de marzo en un hospital del IESS, en Guayaquil. El Estado no le ha dado respuesta alguna por lo ocurrido. En esta carta  le hace un tierno homenaje a su vida.

Tía:

El 13 de marzo ingresaste al hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS, por un proceso asmático. Nos informaron que se trataba de una insuficiencia respiratoria. Estuviste en terapia intensiva. Ocho días después nos informaron que mejorabas, respirabas sin asistencia, así que te trasladaron al área de cuidados intermedios. Allí, creemos, te contagiaste de Covid-19. Para el 26 nos habías dejado. Nos enteramos de la noticia por un mensaje de texto enviado por un personero del hospital. Nunca recibimos una notificación oficial, solo  el contacto de otro doctor, quien nos entregó el acta para iniciar los procesos legales. El documento dice que falleciste de neumonía viral el 25 de marzo, un día antes de la llamada.

 Acudimos a la Junta de Beneficencia para los trámites. La idea era seguir nuestros planes de exhumar a la abuela y que descansaras junto a ella, pero hubo problemas tanto allí como en el Registro Civil. Cuando regresamos al hospital, tu cuerpo no estaba y hasta hoy (26 de abril) nadie nos dice nada sobre su paradero. Un guardia de seguridad del IESS escribió en su bitácora que te trasladaron junto a tres cuerpos más al Hospital del Guasmo Sur. La foto de ese documento, con tu nombre en él,  es el único indicio de tu ubicación.

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Del 29 de marzo en adelante he hablado con autoridades, periodistas y doctores, pero no he tenido respuesta. Nadie está claro de lo que pasó, el propio Jefe de la Fuerza de Tarea Conjunta, Jorge Wated reconoció la existencia de errores en la web oficial de fallecidos. Días atrás, hasta me informó que en ese instante “salías” para ser sepultarte en el Guasmo; ¿qué?: ¡ustedes no saben lo que dicen!, le increpé. Me duele contártelo, pero hasta hoy, tu nombre no aparece en  la web.

Cómo duele repetir tu nombre en este encierro. ¿Ya descansas en paz? Todo aquí se ha vuelto un laberinto interminable entre morgues y pasillos de hospital. El tuyo no es el único caso, algunos hasta descubrieron que las cenizas que llegaron a su casa pertenecen a un extraño.

Seguimos adelante, mientras rumiamos este dolor que nos rebasa. Hace poco me preguntaron qué recordaba de ti y se me vino a la mente tu hermosura. Esa aura maternal y festiva, siempre dispuesta a brindar apoyo a todos sea a su familia o en tus compañeros del Departamento de Recursos Humanos de Banco La Previsora: el empleo de toda tu vida. Me han escrito tantas personas interesadas en ti. Nos haces falta.

Hoy recibí mensajes de las “Marías”, tus hijas. Lloran, pero a la vez te imaginan cantando un tema de José José o Rocío Durcal, o a lo mejor practicando ballet, con esa elegancia tan tuya.

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¿Quién eras tú?, me preguntan. Lourdes Rosa Gutiérrez Calonje era, simplemente, Lulú, mi tía. Una dama a punto de cumplir 80. No eras alguien de hobbies o mascotas, te restaba poco tiempo en el día. 30 años atrás viste de frente la violencia y no retrocediste. A tu esposo, mi tío Carlos, estuvo a punto de morir en un asalto, del que le quedaron secuelas. Desde entonces, sostuviste la casa y te dedicaste al apoyo de personas en situación de riesgo y familias al borde del abismo.  

En los últimos años detecté un cambio,  te mostrabas temerosa y angustiada, me dijiste que no querías salir de casa. ¿Presentías algo?, ¿la epidemia?, ¿este dolor? Nunca lo sabré. Ayer te soñé, te vi sentada frente a una mesa como si estuvieras a punto de comer. Al despertar, me invadía una fuerte añoranza, un vacío que se escabulle y flota como nube. Nos están negando el derecho a despedirte. Son responsables aquellos funcionarios y políticos que se quedan viendo al vacío, luego se pasan el teléfono o desaparecen con un dedo en la quijada, mientras fingen hacer memoria de su propio error o el de otros. Que a nadie le pase lo mismo, es todo lo que espero, aunque a veces no soporte y tenga ganas de arrancarme esta realidad a gritos.

 Antes de cerrar los ojos, le pido a Dios que tu cuerpo descanse en un lugar a la altura de tu vida. Nada más. Que así sea.

Atentamente:

Alcides Gutiérrez Chávez.

(Sobrino de Lourdes. Vive en Velasco Ibarra, provincia de Santa Elena).

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