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Carlos III y el por qué aún tenemos reyes | Opinión

Por: María Isabel Burbano

Admito que me divierte mucho ver series como The Crown, Bridgerton u otra inglesas donde se menciona o trata sobre la figura del rey/reina del Inglaterra. Sin embargo, en la vida real, las cosas han ido cambiando con los años.

Desde 1789 cuando la Revolución Francesa y el advenimiento de la Ilustración cuestionaron la figura todopoderosa del rey y trajeron de vuelta el término democracia, se marcó una debacle para los monarcas en Europa. Claro está que esa debacle tomaría y toma aún tiempo.

Resulta curioso pensar en la historia real de Inglaterra. Aethelstan, coronado en 925 d.c. es históricamente definido como el primer rey que logró conquistar y unificar Escocia, parte de Irlanda y Gales al reino de los anglos. Como todo reino europeo asumió la religión católica, pero, como ya sabemos, Enrique VIII la desplazó en 1532 por la anglicana que todavía se practica y de la que el rey es la cabeza.

La razón era poder divorciarse de su primera esposa, Catalina de Aragón y casarse con Ana Bolena. Enrique deseaba tanto un hijo que tuvo que casarse tres veces para conseguirlo (en total tuvo seis esposas). Eduardo VI, su hijo, no duró mucho en el trono y fueron sus hijas María e Isabel I en quienes recayó el manejo del país. Con la muerte de ésta última acaba la dinastía Tudor.

Y como otros países europeos (España, por ejemplo) experimentó la república y la dictadura casi al mismo tiempo. La Revolución Inglesa tuvo lugar entre 1642 a 1688 y se trató básicamente de las pugnas entre Parlamento y Monarquía que derrocaron a Carlos II (hace 372 años que no había un monarca con ese nombre) y llevaron a un breve gobierno de Oliver Cromwell. Terminó en 1688 cuando la monarquía de los Estuardo se habia restaurado y dio pie a otra Revolución.

God save the king

A pesar de estos episodios, que como resultado dieron paso a la Monarquía Parlamentaria, la casa real inglesa y sus miembros se han mantenido en pie ¿Por qué? ¿Por qué los ingleses aceptan todavía la figura real?

Tiene que ver con la tradición y el simbolismo de la monarquía como institución, eso sí, apolítica porque las decisiones se toman desde el Primer Ministro y los miembros de las cámaras del Parlamento. En el imaginario colectivo, la estabilidad de una institución donde todo está resuelto (los protocolos, la sucesión, los deberes) brinda una cierta confianza que contrasta con la crisis que vive el país.

También está el otro lado. Al menos una docena de personas fue arrestada ante la posibilidad de desorden público en la coronación de Carlos III. Entre ellos, el dirigente de la organización Republic que preparó la protesta para esta ocasión con la premisa Not my king (No es mi rey) también muy válida.

Ciudadanos protestando contra el rey. Foto: captura El País.
Ciudadanos protestando contra el rey. Foto: captura El País.

Carlos Windsor esperó 74 años para ese momento y lo iba a celebrar tirando la casa por la ventana. Su ceremonia de coronación está por encima de los USD 120 millones, dinero que sale de las arcas públicas y no del bolsillo del monarca, cuya fortuna bordea los USD 748 millones. Un tema cuestionable el que asuntos de la corona se financien con dinero de los ciudadanos, especialmente en una recesión económica que el gobierno de Rishi Sunak no ha podido hacer frente.

Si bien Carlos III no es Isabel II y ciertas decisiones y comportamientos se tomarán de forma distinta, su participación en el gobierno se limita a aconsejar al primer ministro. El rey aumentará su fortuna (su madre, antes, y él mismo maneja ciertas empresas) que hederará a sus hijos y seguirá en sus múltiples palacios.

¿Y el pueblo? bueno, solo tendrá ese saludo desde el balcón de Buckingham y la certeza, aunque no aceptada, de que un parásito vive en su territorio.

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