Por: Juan Carlos Cabezas / @liberjuan
Para la ex ministra de Salud, Carina Vance, es urgente la realización de tests y la compra de insumos médicos frente al avance del COVID-19. Analiza también el momento del país en términos sanitarios y las alternativas frente al embate de virus en el territorio nacional.
¿Cuál es su evaluación de las acciones del Gobierno frente a la crisis sanitaria?
Ha faltado transparencia y capacidad para asumir errores a un nivel sin precedentes. Esa incapacidad profundiza la desconfianza que tiene la ciudadanía. Creo, no obstante, que se deben seguir las directrices del Gobierno, aunque se hayan olvidado justamente de la gente más vulnerable, aquellos que deben organizar su supervivencia en medio de la cuarentena.
¿Qué errores se han cometido?
Que se hayan tomado, hasta ahora, apenas nueve mil tests de detección viral cuando se necesitan hacer más pruebas. El Gobierno debería reconocer que las dos millones de pruebas que anunció la ex ministra Andramuño, las doscientos mil que anunció el ministro Zevallos y las cien mil que anunció la ministra Romo, demorarán o no llegarán. Además, es urgente acabar con las informaciones contradictorias. Hoy habla un vocero y dice su verdad, mañana es el turno de otro y así sucesivamente.
¿Contamos con una estrategia para enfrentar el virus?
Debimos seguir el ejemplo de Alemania y Corea del Sur. En ambos países se detectaron los casos asintomáticos que son los transmisores de la enfermedad y se dedicaron más recursos a fortalecer los cercos epidemiológicos. No es suficiente el aislamiento, como van a darse cuenta en los Estados Unidos.
¿Qué se puede hacer sobre la marcha?
Se deben hacer compras rápidas de medicamentos y contratar más profesionales. Lamento el descalabro de Unasur, porque a través de un mecanismo articulado, estaríamos en la capacidad de solicitar ayuda a otros Estados. No se lo hace por ceguera ideológica cuando el mundo está en otro momento. Esta semana llegó un avión de ayuda para Estados Unidos proveniente de Rusia. La comunidad internacional debe darnos una mano. El Gobierno tiene que deponer actitudes y acercarse a Cuba o Rusia.
¿Cuál fue el punto de quiebre para Guayaquil?
De 2017 en adelante, solo se dieron pasos para atrás. Se dejaron a 450 profesionales fuera del sistema. Durante el pasado Gobierno pusimos un énfasis en Guayaquil y, producto de eso, se aumentó el número de camas de 500 a 1500. Era necesario: Cuenca tenía más camas que Guayaquil. Ocurre que el modelo de atención de salud en el Puerto Principal parte de contribuciones filantrópicas y no de la acción estatal.
Si en 2014 nos preparamos para la epidemia de Ébola en África y el Cólera se ensaña contra el país de forma periódica, ¿por qué se repite tanto que nunca estuvimos preparados para una epidemia?
Ya en 2014 nos dimos cuenta que carecíamos de un espacio adecuado para emergencias bajo estándares internacionales y comenzamos a equiparnos. No se trataba de realizar compras sin sentido, simplemente hicimos un inventario y detectamos lo que no teníamos. Gran parte del equipamiento fue readecuado. Por eso me resulta incomprensible la falta de esfuerzos para contratar un mayor número de desfibriladores y de ventiladores mecánicos.
En cuanto a los recursos para la crisis, la ex ministra de Salud (Andramuño) debió reunirse con el ministro de Finanzas y solicitarle los fondos, o debió salir con la aprobación para “mover partidas”. Al momento de definir prioridades se pagó la deuda externa y no se privilegió la atención humanitaria de salud, eso quedará en la conciencia de los actuales funcionarios.