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Cara a cara: Dos orillas analizan el futuro del Ecuador

Por: Diego Álvarez, redactor

Quito, 24 may (La Calle).- Este lunes 24 de mayo del 2021 se posesiona el nuevo presidente electo, Guillermo Lasso. ¿Qué le espera al país en los ámbitos político, económico, social y jurídico? Radio La Calle le propuso una serie de preguntas a dos analistas, que piensan desde orillas opuestas… Le invitamos a leer sus reflexiones.

En lo político

Para el analista, Juan Pablo Jaramillo, el presidente Lasso “enfrenta una triple crisis: económica, salubre y política”. Asegura que el entrante mandatario llega bastante débil al poder, dado que sus resultados en las últimas elecciones son menores a los de su candidatura en el 2017. Agrega que, a pesar de ser el ganador de la Presidencia, se posesionará con las instituciones públicas y la confianza de la ciudadanía en los políticos por los suelos.

En la otra orilla, Gonzalo Ordóñez, investigador y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, dice que los lideres sociales del país están marcando una tendencia que esta fuera de nuestros tiempos, que no responde a los cambios humanos que estamos viviendo, ni a las nuevas cogniciones, ni a las nuevas realidades de poder. “Tradicionalmente, estamos pensando en la dicotomía de derecha e izquierda, de ricos contra pobres, y es una visión que ya no existe más”, asegura Ordóñez.

Además, manifiesta que existen nuevos poderes que no se están discutiendo, que se están negando, poderes como el narcotráfico y el crimen organizado.

“Hay un vínculo entre narcotráfico y el voto populista en la Costa, porque existen redes clientelares del populismo al narcotráfico en la Costa. Ahí están las fuerzas que amenazan a la democracia”, afirma Ordóñez.

Alianzas políticas

Jaramillo afirma que, a pesar de que Lasso logró construir una mayoría (con PK, ID e independientes) en la Asamblea Nacional, comete un grave error al separarse de quién ideológica y electoralmente le ayudó a conseguir la victoria: el Partido Social Cristiano (PSC). No cumplir su palabra en el acuerdo con Jaime Nebot, terminará pasando factura, tal vez no en un principio, pero sí en un mediano plazo, asegura.

“Es una mayoría totalmente débil. Hablamos de 70 a 71 votos. Si el día de mañana falta un asambleísta, si el día de mañana algún asambleísta se disgusta o se pone caprichoso, (Lasso) ya no va a conseguir la mayoría. Es la mayor debilidad de este Gobierno”, afirma Jaramillo.

Desde el punto de las alianzas políticas, Ordóñez considera que la ruptura con el PSC no representa una debilidad para el nuevo presidente, sino más bien, una fortaleza, porque le permitió ganar en la imagen pública. Explica que se acostumbra a negociar o ceder para no perder a gente ideológicamente cercana, pero que esos compromisos tienen un costo.

“Si Nebot estaba interesado en un acuerdo con Correa, es porque él sabe dónde está el poder. Y nos estamos refiriendo al poder obtenido por todo el dinero acumulado por la corrupción. Hablamos de un dinero a nivel internacional acumulado por el ‘progresismo’, que está incidiendo en las democracias”, afirma Ordóñez. Añade que hay una necesidad urgente de reconfigurar la democracia, con el fin de que Ecuador no sea un narco Estado como México. “Me parece que Nebot está respondiendo a estos poderes”, asegura.

A opinión de Jaramillo y Ordóñez, es necesario fortalecer la institucionalidad del Estado. No obstante, tienen visiones diferentes sobre los posibles resultados del nuevo Gobierno.

La institucionalidad del Estado

Juan Pablo Jaramillo explica que la visión ideológica de Lasso concibe al Estado como “un estorbo” para la sociedad, las libertades de los ciudadanos, y sobre todo, para la iniciativa empresarial, que crea que es un estorbo para las libertades de los ciudadanos. “No veo en el presidente la capacidad para ir hacia una institucionalización del Estado”, afirma Jaramillo.

En contraste, Gonzalo Ordóñez dice que “se debe esperar más institucionalidad, y se puede esperar más, siempre que los líderes políticos no sean radicales”. Alude a la necesidad de realizar consensos entre los diversos sectores de la sociedad.

En lo Social:

Para Juan Pablo Jaramillo, existe un malestar generalizado en la región latinoamericana, provocado por la gran desigualdad. Pone como ejemplo a Chile, que, a pesar de tener el PIB más alto, y mejores perspectivas y grados de inversión, es un país sumamente desigualdad. Añade que, “Ecuador no es la excepción. La votación que tiene el Lasso, que es menor a lo que obtuvo en 2017, es el reflejo del cansancio, del hartazgo de los ecuatorianos, de los ciudadanos, con la política”.

Jaramillo explica que existen muchos sectores de la sociedad disconformes con el precio de la gasolina, y que esto puede ser un detonante para que salgan a las calles a demostrar su inconformidad.  Añade que el presidente tendrá que dialogar con ellos. “Tenemos un país en ruinas, con unas finanzas públicas bastante complicadas”, afirma Jaramillo.

También, critica al nuevo ministro de Economía, Simón Cueva por manifestar que una persona que gana más de 550 dólares al mes es parte de la sociedad privilegiada en el Ecuador.

“Me parece que no está leyendo el escenario político social de Latinoamérica. Las protestas en Colombia se derivan, en gran parte, por políticas que no se consultan con la gente, que no son en empáticas con la realidad del país apenas”, critica Jaramillo.

Añade que, “1 de cada 3 personas tiene un empleo adecuado, en el que gana más del mínimo (400 dólares al mes) y trabaja las 40 horas a la semana. Mientras, 2 de cada 3 ecuatorianos viven en una situación sumamente precaria”.

“Seguimos con esta lógica de que, si es de derecha, hay que esperar que rompa los Derechos Humanos, pero no si es de izquierda. Y la izquierda radical, ha demostrado que no es capaz de respetar los D.D.H.H, así como la derecha radical”, asegura Ordóñez. Añade que es la democracia el fuerte desde donde se debe presionar la garantía de los derechos.

Crisis sanitaria

“Lasso prometió vacunar a 9 millones de ecuatorianos, ni siquiera de dosis administradas. Son 18 millones de dosis, y significa tener la capacidad de aplicar 180 000 vacunas todos los días.  Ecuador, en su mejor día de vacunación, ha llegado a las 60 000. Nos obstante, el promedio en general está en las 30 000 vacunas diarias. Implaría aumentar 6 veces los esfuerzos actuales “, explica Jaramillo.

En lo económico:

Los Tratados de Libre Comercio

Para Jaramillo, ideológicamente, el presidente Lasso aboga por el libre comercio, y considera que su gabinete “ira en la misma dirección”. Añade que es “un pensamiento dogmático, porque creen a ciegas que todo tratado comercial es beneficioso”.

Explica que se deben analizar las condiciones de los tratados, para determinar qué sectores del país se verán beneficiados o perjudicados, y en qué periodo de tiempo. “Es una valoración que omite el equipo económico y productivo de Guillermo Lasso, porque tienden a pensar que todo acuerdo comercial es bueno”, añade Jaramillo.

Gonzalo Ordóñez dice que es el mismo reproche que se le hace a las relaciones con el FMI. “Me parece genial negar al FMI, pero de dónde vas a traer el dinero”, cuestiona. Añade que hay una serie de temas que recaen en la misma discusión, como la minería. “Negar la minería es tan absurdo como aceptarla completamente, porque tarde o temprano tendremos que sacar dinero de algún lado”, asegura Ordóñez.

“Ni siquiera la señora de la tienda te da dinero sin ponerte condiciones. El asunto es como negociar condiciones. Tampoco me sirve obtener el dinero y tener a la gente en las calles”, explica Ordóñez.

Asegura que, en los TLC, “algo se debe perder”. Y, que son los propios negociadores ecuatorianos los que “nos venden, porque no tenemos la participación de los sectores sindicales, de los pueblos indígenas, de las mujeres”. Para él, la falta de incidencia en las negociaciones se debe a las posturas radicales de dichos sectores.

¿Industrializar Ecuador?

Para Jaramillo, el Gobierno carece de una política industrial, y por encima estará la política comercial. Añade que, Ecuador tiene potencial en ciertas industrias, y tendrán cierto grado de protección y apoyo gubernamental para alcanzar un nivel de competitividad a nivel internacional.

“Hay que superar algunas trabas del pasado. Muchas veces, nos hemos quedado subsidiando o beneficiando a segmentos (productivos) que a nivel internacional jamás van a poder ser competitivos y que, por ende, son insostenibles”, explica Jaramillo. Asegura que existe “una carencia de visión en ese sentido en el Gobierno de Guillermo Lasso”.

Jaramillo concluye que “los países exitosos son los que han sabido escoger justamente a qué industrias apostarle, y lo han hecho con fuerza. Es el resultado de políticas sostenidas, no en un Gobierno, sino a lo largo de varios años”.

En lo Judicial:

Para Juan Pablo Jaramillo, “aún es pronto para saber si el régimen seguirá persiguiendo a ciertos sectores que, políticamente, le resulten incomodos”. Pero en la conformación de la Asamblea Nacional observa “un pésimo precedente, porque se aisló a una fuerza políticamente importante en el país, la revolución ciudadana”.

Considera que la promesa el ‘Ecuador del encuentro’, “no va más allá de un eslogan que se utilizó en campaña electoral, que en la práctica no se logra concretar”.

Gonzalo Ordóñez explica que “el discurso de Correa es totalitario, y que polariza la situación social en un ‘nosotros y ellos’. Define enemigos como: los banqueros, los medios de comunicación, entre otros”. Resultado de eso, “se forma todo un sistema de gestión jurídica y administrativa, tal como lo advierte Hanna Arendt”. Asegura que este sistema jurídico y administrativo, “creado para la corrupción”, sigue ahí. “Lenin Moreno lo utilizó. Lo que esperamos es que Lasso lo desarme, porque si no, no podrá gobernar”, asegura Ordóñez.

Moreno y sus panas

Según Jaramillo, al Gobierno del Lasso “no le interesa echar un ojo sobre lo que pasó en los últimos 4 años”. Dice que “él fue cómplice, en gran parte, de lo que vivimos en los últimos 4 años”. “Se podría argumentar que es la continuidad del Gobierno de Lenín Moreno”, afirma.

“Discursivamente, lo que pretende Lasso es hacer como si el Gobierno de Lenín Moreno nunca hubiese existido. Él habla del país que el correísmo le ha dejado, y no del país heredó de Moreno, cuando han sido 4 años de cogobierno con él. Esto es un artilugio hasta cierto punto simplemente discursivo y de carácter mediático”, asegura Juan Pablo Jaramillo.

Por otro lado, Gonzalo Ordóñez comenta que “al día siguiente del triunfo de Lasso, la anterior Asamblea aprobó la Ley de Defensa de la Dolarización. Los casos que estaban parados, en estos días comenzaron a moverse, no de la forma en que quisiéramos, pero han comenzado a moverse”.

Explica que la justicia ecuatoriana trata de congraciarse con el nuevo Gobierno con este tipo de actos. Y concluye, que, en tanto a la corrupción, hay una responsabilidad social de los ecuatorianos por tomar conciencia de las relaciones y actos cotidianos que involucran estos comportamientos poco éticos.   

Juan Pablo Jaramillo concluye que los primeros 100 días serán cruciales para ver si el nuevo presidente puede recuperar la confianza del pueblo en las instituciones, y en la democracia como tal.