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La mafia de los Bucaram y la repartidora camuflada (Opinión)

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Sebastián Tamayo / @tamayo95se

“Viva la Patria” fue la última perla que se lanzó el “loco que ama”, quien ha tratado de posicionarse en el inconsciente colectivo como la “fuerza de los pobres”, esa fuerza que utiliza Rolex, que se moviliza en avionetas y en autos de lujo. Con la llegada de Abdalá a Carondelet, sus hijos abusaron del poder de su padre para satisfacer sus caprichos.

Entre algunos momentos épicos podemos recordar cuando el gobernador del Azuay tuvo que pagar la cuenta de un lujoso hotel en Cuenca porque a Jacobo y Dalo Bucaram se les olvidó. A ello se suma, los paseos de Jacobito por las aduanas -su primer millón de dólares y la consabida fiesta de celebración- y por el MIDUVI en el gobierno de Gutiérrez. 

Resurgimiento en el Gobierno de Moreno

Durante la pandemia, los ecuatorianos vimos estupefactos y encerrados el resurgimiento de la perniciosa industria corrupta de los Bucaram. Entre los elementos vinculantes, aún presuntos de los Bucaram, están los contratos en el hospital del IESS, Teodoro Maldonado. La central de sobreprecios que montaron, Jorge Enríquez Aguilera, ex asambleísta alterno de Gabriela Pazmiño, era quien firmaba las compras del hospital. Surge también la familia de María Gabriela Llerena Candela, ex esposa de Jacobo, que obtuvo contratos por USD 7,7 millones en hospitales del IESS. Y cómo olvidar al “joven empresario” Daniel Salcedo, amigo, financista, socio y prestamista de Dalo Bucaram.

En definitiva, una gran industria llena de testaferros y repartos. Actualmente, Dalo y Michael Bucaram están prófugos de la justicia; Jacobo, según un informe policial, huyó del país por tierra y el cabecilla, Abdalá Bucaram, está con grillete. Según ellos, su excusa es que son perseguidos políticos. En fin, hasta que la jurisprudencia lo desmienta, queda claro que los vástagos siguieron muy bien el ejemplo de su padre.

Más allá de este penoso prontuario, lo que los ecuatorianos no podemos obviar del caso Bucaram es quién les entregó el poder. ¿Qué intereses se disputan detrás? ¿La justicia juzgará o solo alardea para llenar de noticias el espectro mediático? Ya lo veremos.