Quito, 04 oct (La Calle). –Después del diagnóstico del presidente Donald Trump, que dio positivo al COVID-19, un número creciente de funcionarios de su entorno y de la Casa Blanca han reportado haber contraído el virus.
La lista de personas cercanas al presidente estadounidense, que han contraído coronavirus, ya casi supera la decena. Están su esposa Melania; la asesora Hope Hicks con la que estuvo en contacto; su director de campaña Bill Stepien; la exasesora Kellyanne Conway; la presidenta del Comité Nacional Republicano Ronna McDanies; tres senadores republicanos; además el presidente de la Universidad de Notre Dame, John Jenkins.
Con un número creciente de contactos infectados, el primer nombre que surge al rastrear los contactos recientes del presidente es el de Hope Hicks, quien enfermó el 30 de septiembre y dio positivo para COVID-19.
Sin embargo, las ocasiones en las que Trump se expuso fueron muchas. A lo largo de una semana de actos públicos, el mandatario ni su entorno más próximo respetaron la totalidad de las normas de seguridad.
Se sospecha que también pudo contraer el virus el sábado pasado, cuando decenas de personas acudieron a la Casa Blanca para la nominación de la jueza Amy Coney Barrett a la Corte Suprema. La mayoría de los invitados acudió sin mascarilla, y a lo largo de la jornada se registraron múltiples abrazos y apretones de manos.
Una comitiva, sin mascarillas, en el debate presidencial
El martes por la noche, durante el debate con el candidato demócrata Joe Biden, pudo haber sido otra de las ocasiones. La Clínica Cleveland, encargada de garantizar las condiciones sanitarias del acto, exigió a los asistentes pruebas de COVID-19, lavado de manos, distanciamiento social y uso de mascarillas. Si bien, entre el público destacó la comitiva de Trump que, tras ingresar al espacio, se deshizo de las mascarillas. Entre ellos se encontraban sus hijos mayores y sus principales asesores.
En el evento estuvo presente la asesora de Trump, Hope Hicks, quien fue uno de sus primeros contactos cercanos en dar positivo al COVID. Con ella, el presidente compartió un tiempo en una sala de preparación, junto a Conway y Stepien, quienes también han resultado estar infectados.
Tras esto, el miércoles, Trump se dirigió con su comitiva a Minnesota para un mitin al aire libre en Duluth. Durante la jornada, en la que varios de los presentes no llevaban tapabocas, Hicks reportó sentirse mal; por lo que al final del día no compartió transporte con el presidente. Sin embargo, Stepien, quien asistió al debate un día antes, dio positivo esa misma noche.
A la mañana siguiente, el jueves, también lo hizo Hicks. Los resultados llegaron poco antes de que el presidente partiera hacia una recaudación de fondos en Nueva Jersey. Tras haber estado en contacto con alguien infectado, Trump debería haber guardado cuarentena, de acuerdo con las pautas de salud pública. Sin embargo, prosiguió con su agenda.
Además, al conocerse los resultados de Hicks, la Casa Blanca debería haber informado de inmediato a todo aquél que estuvo en contacto con ella, algo que no sucedió. No fue hasta horas después que el presidente informó a la prensa que su consejera había dado positivo, por lo que aseguró que él y su esposa pasarían a auto-aislarse.
Horas después se conoció la noticia de que el presidente también se había contagiado, provocando su traslado al hospital militar Walter Reed, y el actual debate sobre su salud, con dudas de que sea más «crítica» de lo que dicen sus médicos.
Una estrategia basada en pruebas, pero sin el respeto a las reglas sanitarias
Esta cadena de eventos no establece cómo ni dónde Trump contrajo el virus, dado que el Covid-19 presenta un período muy variable entre la infección y los primeros síntomas, que puede oscilar entre pocos días hasta dos semanas. No obstante, sí señala la gran cantidad de veces en las que el mandatario estadounidense estuvo expuesto, tanto a su propio contagio como el contagio hacia otros.
Aunque muchos demócratas han expresado sus deseos de pronta recuperación para el presidente, el núcleo de Joe Biden ha sido profundamente crítico con la negligencia del magnate y de su comitiva, por lo que los señalan de haber limitado el control a pruebas, sin poner en práctica las pautas básicas de salud. A pesar de la situación, la Casa Blanca todavía no ha impuesto la obligatoriedad de llevar mascarillas a todos sus trabajadores.