Quito, 09 mar (La Calle). – El político y académico Augusto Barrera sostuvo que sería una locura extinguir el proyecto Yachay. Sin embargo, también calificó de locura “seguir gestionando la universidad como si fuera un campo de disputa política”.
“¿Usted cree que a la mayoría de gente que está en esto le importa Yachay? Yo estoy convencido que no. No les importa. A veces me da la impresión de que no les importa ni a unos ni a otros, de que es simplemente una especie de campo de disputa política. A mí si me duele porque yo trabajo en educación superior y entiendo perfectamente que el proyecto puede ser potenciado si, efectivamente, se logra reorientar algunas decisiones y algunas cosas en lugar de seguir en esa disputa”, sostuvo en entrevista con Radio La Calle.
Para Barrera, Yachay debería convertirse en una universidad de doctorado, vinculada a proyectos de investigación. Sostiene que así fue concebido inicialmente. “Hay que darle condiciones para que tanto los profesores como los alumnos que están ahí tengan posibilidad de desarrollar proyectos. Hay que generar un régimen adecuado para que toda la inversión que se ha hecho no quede desperdiciada”, sostuvo.
El académico insistió en que es necesario tomar decisiones sobre temas de infraestructura, no obstante, cuestionó que esto no se hace porque “resulta más rentable que eso este así, porque a partir de eso se puede construir una lógica política”
En este sentido hizo un llamado para pulir el proyecto de la Ciudad del Conocimiento y, fundamentalmente, de la universidad.
“Colocar un proyecto educativo de esa magnitud como una especie de objeto de disputa política me parece absolutamente perverso, venga del lado que venga (…) Esas no son cosas de propiedad de nadie, no es de quien provisionalmente puede tener funciones, estas cosas son de la ciudadanía, son hechos con recursos de la ciudadanía, y en la medida que atienden derechos fundamentales, evidentemente deben ser protegidos, preservados y optimizados”, enfatizó.
¿Qué hacer con Yachay?
Augusto Barrera sostiene que hay que trabajar carreras de cuarto nivel, maestrías y fundamentalmente doctorados. Asimismo, dice que hay que evitar los errores conceptuales. “Es decir, si usted es la mejor alumna de periodismo de una universidad, yo como autoridad no puedo utilizar su capacidad, su esfuerzo, para reivindicar una institución políticamente. Que ahí existan extraordinarios profesores y estudiantes es una maravilla. Eso es parte de su esfuerzo. Yo a eso no le puedo dar un uso político, como tampoco puedo contraponer eso a lo que hace la Central, o a lo que hace la Politécnica (…) Es decir, no podemos decir que todo el demás sistema universitario es pésimo, mediocre y que solamente la excelencia está ahí. Ese es un error fatal, porque Yachay como todo el resto de Universidades, debe ser parte de un sistema de Educación Superior de Investigación y de Innovación que empuje al país”, explicó.
Respuesta a las declaraciones de Pamela Aguirre
Antes de votar el informe sobre las universidades emblemáticas, que fue rechazado, el pasado 22 de febrero, la asambleísta Pamela Aguirre de UNES dijo que desde el 2017 en adelante, con Lenin Moreno, se empeñaron en destruir todo lo que construyó la Revolución Ciudadana y que, a través de sus ministros, entre ellos, Augusto Barrera, decidieron paralizar una serie de construcciones y dejar el proyecto a medio camino. “Coartaron la posibilidad de seguir creciendo”, insistió Aguirre en una rueda de prensa.
Ante estas declaraciones, Barrera aclaró que fue secretario de Senescyt entre mayo del 2017 y agosto del 2018, y que ese periodo es su responsabilidad. Aseguró que tanto la universidad como la empresa pública tienen un régimen de gobierno y de responsabilidad diferentes.
“Cuando yo asumí las funciones de secretario (…) lo primero que recibí como secretario de la Senescyt fue insistentes, dramáticos pedidos, básicamente del rector, de los profesores y fundamentalmente de los estudiantes en relación a las condiciones terribles en las cuales ellos estaban recibiendo en ese momento su actividad. Es decir, había más o menos cerca de 1.000 estudiantes, pero teníamos un problema gravísimo. Y es que en la práctica esos 1.000 y pico de estudiantes tenían algo más de 12 aulas y cuatro laboratorios. Y, por lo tanto, tenían que recibir clases en las aulas del Instituto Superior Tecnológico, que no son de la universidad y que es una institución que queda ahí cerca. De hecho se utilizaban aulas de ese instituto. Entonces, cuando yo asumí la responsabilidad, evidentemente había un problema enorme y yo tengo los sustentos de las cartas de que era inviable mantenerse así”, contó.
Asimismo, enfatizó en que había edificios que estuvieron abandonados dos años antes de que iniciara su gestión. De igual forma dijo que fue después de su salida cuando se convirtió a Yachay en una especie de apéndice de Senescyt y después en la empresa. “Mientras yo estuve, lo que estábamos haciendo es consolidar, fortalecer y darle viabilidad al proyecto. La decisión que me parece absolutamente absurda de mezclar todo y de trasladar los bienes es una decisión que se toma dos años después”, aseveró.
“Para mí era importante precisar estar cosas. Hay la documentación y mi afán no es politizar. Insisto, mi mensaje central es que tenemos que ir más allá. Tenemos que precautelar los elementos fundamentales y evitar que Yachay se convierte en una especie de botín de disputa política (..) Es increíble, todos estamos discutiendo eso y pregunten cuantos cupos hemos abierto o si los famosos cambios a la Educación Superior se han cumplido, el ofrecimiento de que ahora todo el mundo puede entrar a la universidad”, cuestionó.
Barrera reiteró que Yachay no le pertenece a algún gobierno o a alguna persona. “Por favor, dejemos de pensar así. El primer esfuerzo es comenzar a tratar esto por fuera de la polarización que lo único que hace es eso, convertir a Yachay en un pretexto del debate político, de la persecución, del encubrimiento o de la pelea política. Ojalá esto permita que salga de ese espacio, y pueda ser pensado de una manera diferente”, sentenció