Por: María Isabel Burbano / @rizossalvajes
Quito, 22 oct (La Calle).- Una dictadura es un evento traumático que atraviesa una sociedad y Argentina lo sabe de sobra. Para el gobierno democrático (o monárquico en el caso español) que los sucede, la vía más fácil sería reemplazar la memoria por olvido y la justicia por dádivas.
Eso no pasó en Argentina. En 1983, el gobierno de electo presidente Raúl Alfonsín retornó a la democracia y con ella al inicio de un camino largo y lleno de baches en busca de justicia para la víctimas.
Lo que logra el filme Argentina, 1985 (2022) es mostrar a las víctimas y sus verdugos enfrentadas en un juicio sin precedentes en la historia de Argentina, Latinoamérica y el mundo (nunca los civiles de su país habían juzgado a sus compatriotas militares por sus crímenes). En ella, las figuras del fiscal Julio Strassera (Ricardo Darín) y el fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) cobra una gran importancia y son el hilo conductor de la historia. Sus acciones definen y son el medio que une a los sobrevivientes con los jueces y la posibilidad de que sus historias se conozcan.
Contra la historia personalista…
La película también es sobre detalles. Una Argentina de los años 80, donde las cosas volvían a tomar forma tras siete años de dictadura. Strassera, un fiscal en Buenos Aires, amante de la música clásica, casado, dos hijos y con miedo cuando supo que el juicio no funcionó con una corte militar y tuvo que ir a manos de lo civil, a sus manos. Lo consideran un héroe aunque él no lo cree. Su alegato de acusación es histórico.
Moreno Ocampo desciende, por otro lado, de una estirpe de militares, con una madre católica ferviente que va a misa con Videla y que se enoja con su hijo por no defender a los militares. Aún así, sigue adelante por sus principios de abogado. Para él, nadie estaba fuera de la ley, incluyendo a los colegas de su tío. Un grupo de jóvenes se dedico a buscar testimonios con base en el informe “Nunca más” de 1984, que recopilaba las horrorosas historias que rememora el film.
¿Un suceso atemporal?
¿Por qué ahora? ¿Por qué de nuevo? No es la primera que realizan una película sobre la dictadura, aunque sí la primera en abordar el juicio a las Juntas. El consuelo de la ciudadanía es la memoria. Una herramienta poderosa, mientras no muera el recuerdo doloroso de que en los países del Cono Sur, secuestraban, torturaban y asesinaban personas bajo la premisa del enemigo, el sospechoso, el revoltoso. En medida de que persiste el recuerdo se puede sanar la herida y mejorar para que la democracia no se nos vaya y el terror jamás se repita.
Un dato histórico
En 1984, el informe Nunca más obtuvo la cifra de 7.954 casos entre desaparecidos y muertos entre 1976 y 1983. Liderada por el escritor Ernesto Sábato, el trabajo de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas fue recolectar testimonios en todo el país. Sin embargo, una cifra que se ha manejado por las organizaciones es la de 30.000 casos.