Quito, 19 de jul, (La Calle).-En la guerra contra la COVID-19, el virus tiene una ventaja: la mutación. Lo explica mejor, el infectólogo David Larreátegui, consultado por el noticiero La Ventana de Radio La Calle. “Pasarán décadas hasta que desaparezcan todas las variantes. El virus trata de sobrevivir infectando a los seres humanos. Entregamos vacuna a la población y claro, el virus muta para que mejore el rendimiento del contagio”.
Más temprano que pronto, aclara Larreátegui, aparecerán otras variantes: gama, ipsilón, teta, en fin, lo importante es evaluarlas a tiempo, hasta que desaparezcan del todo. No es posible determinar un plazo para que termine realmente la pandemia, lo que sí es seguro es que el virus dejará de replicarse”.
Vacunas a menores de 16 años
Las empresas Pfizer como Sinovac están terminando análisis referentes a la eficacia de las vacunas para personas menores a 16 años, por lo que no se descarta que con los mismos productos del existentes en el mercado se vacune a ese grupo poblacional.
Todos estos esfuerzos, recalca Larreátegui constituyen la punta de lanza para enfrentar a la cepa tradicional del virus y a la variante Delta.
“Las variantes no escapan a las vacunas, algunas ponen a prueba a la eficacia de las vacunas es verdad, pero todas a la larga permiten enfrentar a la COVID-19”, sostuvo.
La carga viral que deben soportan los pacientes con la variante es mayor que la cepa tradicional, lo cual incrementa la transmisibilidad.
“Es importante seguir aumentando el número de vacunados, para que no volvamos a tener una cuarta ola del ciclo de afectados con mortalidades altas”.
“Las vacunas son efectivas, es importante haber aumentado el ritmo de la inoculación, es la única alternativa que tenemos en este tema”.
