Al solitario Andrés | Opinión

Ramiro Aguilar Torres / Radio La Calle

Ramiro Aguilar Torres

Andrés Araúz luce solo. Está rodeado de su militancia; de toda la estructura orgánica de su movimiento político; y, aun así, luce solo. La Unidad por la Esperanza es un nombre de fantasía para algo que debió abarcar a todo el progresismo. La Revolución Ciudadana está unida pero sola; no ha logrado sumar alianzas. Acorazada en su voto duro va, lanza en ristre, a las elecciones de febrero del 2021. 

El problema es que la política tiene una lógica diferente a la de las sociedades secretas o los linajes. En política se necesita convencer a los que piensan distinto; porque los votos de los afines generalmente no alcanzan. La palabra clave es convencer, no es convertir. En política se necesitan adhesiones no conversiones. Me parece que aquí radica el problema. La Revolución Ciudadana, como consecuencia de la traición de Moreno, busca pureza de sangre en sus candidatos, lealtad a toda prueba, la lealtad del linaje.

La búsqueda de la lealtad

George R. R. Martin, ha creado el linaje literario más famoso de los últimos tiempos, la Casa Targaryen, que además de disfrutarlo en sus libros, usted puede verlos en la serie Juego de Tronos. La búsqueda de lealtad a toda prueba llevó a los Targaryen a la endogamia y la extinción. La siguiente frase lo resume todo: “Cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo espera a ver de qué lado caerá: grandeza o locura”. Al final, su obsesión por la supervivencia del linaje los hizo perecer.

No tengo la menor duda de que Andrés Araúz como buen economista, además de político, sabrá apreciar las prioridades en política; y, como queda dicho, una de ellas es sumar. La pregunta es ¿Por qué no suma? Aquí hay dos posibles respuestas. Por una parte, puede ser que la militancia sea extremadamente quisquillosa y no lo permita; y, por otra parte, también es posible que no haya gente dispuesta a sumarse al proyecto político llamado Revolución Ciudadana 2.0.

Me parece que las dos causas interactúan sobre Andrés.  Una vez que Rafael Correa sale de escena en una cantada, ilegal e inmoral descalificación, la búsqueda de la o el candidato a la vicepresidencia se volvió compleja. La organicidad pide militancia vieja y lealtad probada hasta el martirio, lo cual es difícil conseguir si, además, el candidato debe ser empático o la candidata debe ser carismática. Ahora bien, no todo es culpa de la militancia, el miedo juega su papel. Miedo a una nueva traición en la interna; y miedo a ser perseguido en los de fuera.

Efectivamente, la escuadra de francotiradores que ese hombre sin asidero llamado Julio César Trujillo, reclutó desde el Consejo de Participación Ciudadana Transitorio, está lista desde la Fiscalía General del Estado; la Contraloría; las judicaturas; el CNE; el SRI, etc., para destruir a cualquier candidato de la Unidad por la Esperanza que pudiera tener posibilidades de sumarle votos a Andrés Araúz.

En este escenario, Araúz no solamente está solo, sino que, con seguridad, su plataforma de candidatos será perseguida.

Póngale usted un factor adicional: con la condena a los empresarios que dieron aportes de campaña electoral de la Revolución Ciudadana el 2014, se sembró el terror en las posibles fuentes de financiamiento de la campaña del 2021.

La tozudez de la militancia

Para ganar una elección se necesitan buenos candidatos, estructura orgánica nacional y recursos económicos; todo esto enfocado a buscar la adhesión del votante traducida en el sufragio.

Contra Araúz está la tozudez de su militancia que no admite la crítica ni hace autocrítica; la dificultad que tendrá para encontrar fuentes de financiamiento para la campaña; y la guerra sucia desatada en contra de la Revolución Ciudadana por toda la institucionalidad raptada por el neoliberalismo y la derecha.

¿Cómo salir airoso en ese escenario?

Araúz debe ser más conciliador porque de llegar a ganar encontrará un país deshecho que no podrá recomponerse sin una tregua política nacional. La crisis económica es descomunal, eso lo sienten los ciudadanos en la calle, aunque los grandes medios de comunicación corporativos la barran bajo la alfombra. Un país colérico y fraccionado solo agravará el desastre.

Otra cosa que se vuelve imprescindible es el control electoral. Los demócratas no podemos permitir que la derecha boicoteé el resultado del 2021.

En cuanto al financiamiento, en estas condiciones del país, Dios proveerá.

Solo en las manos de Aráuz está ser el “Último de los Mohicanos”, o ser un “Heraldo de la Democracia”. Pero, por ahora, es, sin duda, “el solitario Andrés”. 

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