Por: María Isabel Burbano / @rizossalvajes
Durante ese tiempo de antagonismos, por la mañana me sepultaba entre electrómetros y probetas y anochecía en los bares, con los delirantes surrealistas. En el Dome y en el Deux Magots, alcoholizados con aquellos heraldos del caos y la desmesura, pasábamos horas elaborando cadáveres exquisitos.
Así describe el escritor argentino Ernesto Sábato su tiempo en París, donde pasaba las noches en compañía de los representantes latinoamericanos del movimento surrealista. Ese momento de su vida marcó un giro de 180 grados para su carrera y lo llevaría a convertirse en una figura importante de las letras de su país. Eso sí, con más de un sinsabor en su largo y exitoso camino. En esta nota conoceremos más sobre su historia.
Primeros años
Ernesto Roque Sabato nació el 24 de junio de 1911 en la ciudad de Rojas, provincia de Buenos Aires. Hijo de migrantes italianos, fue el décimo de 11 hermanos y recibió su nombre del hermano Ernestito que falleció poco después.
Perteneció a una familia de clase media y donde primaba la organización jerárquica. “Mi padre era severísimo y yo le tenía terror, mi madre me escondía debajo de la cama matrimonial para evitarme un castigo”, le dijo a sus biógrafos.
En 1924 egresó de la escuela primaria de Rojas y viajó a La Plata donde cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de La Plata. En 1929 inició sus estudios de ciencias físico – matemáticas en la Universidad de la Plata. En 1933 mientras militaba en la juventud comunista conoció a Matilde Kusminsky Richter, con quién se casaría tiempo después.
Militancia política
Durante 1934, el partido notó que tenía dudas sobre el gobierno de Stalin y el rumbo que tomaba, por lo que decidieron enviarlo a las Escuelas leninistas en Moscú, que a opinión de Sábato.
Era un lugar en donde uno se curaba o terminaba en un gulag o en un hospital psiquiátrico
Antes de eso fue a Bruselas a un Congreso contra el Facismo y la Guerra como representante del Partido Comunista Argentino. Decidió huir a París, dónde escribió su primera novela La fuente muda. Regresó a Buenos Aires en 1936 y se casó por la vía civil con Matilde.
En 1937 obtuvo el Doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas. Con el apoyo de Bernardo Houssay, le entregaron una beca anual para realizar trabajos de investigación sobre radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie en París El 25 de mayo de 1938 nació su primer hijo y en la ciudad luz iniciaría una pasión intensa por la literatura.
En 1939 lo transfirieron al MIT en Estados Unidos. Regresó a la Argentina en 1940 decidido a dejar la física, pero para devengar su beca, debió trabajar como profesor de la Universidad de la Plata en pregrado y postgrado. Sobre esa época decía:
En el Laboratorio Curie, en una de las más altas metas a las que podía aspirar un físico, me encontré vacío de sentido. Golpeado por el descreimiento, seguí avanzando por una fuerte inercia que mi alma rechazaba
Inicios de su obra
En 1943 tras una crisis existencial, decidió alejarse definitivamente de la ciencia y se mudó a un rancho sin agua ni luz pero entregado a la escritura. Para el fin de la II guerra mundial, se mudó con su familia a Santos Lugares, allí escribió la gran parte de su obra. En 1945 nace su segundo hijo, Mario.
En 1945 publicó su primer libro, Uno y el Universo, una serie de artículos filosóficos en los que criticaba la aparente neutralidad moral de la ciencia y alerta sobre los procesos de deshumanización en las sociedades tecnológicas.
En 1948, tras ser rechazado por todas las editoriales de Buenos Aires, publicó en revista Sur, El Túnel, una novela psicóloga narrada en primera persona. Recibió buenas críticas de Albert Camus, quién lo hizo traducir al francés. Aparte de éste, fue traducido a 10 idiomas.
En 1961 publicó Sobre héroes y tumbas, considerada como una de las mejores novelas argentinas del siglo XX. Narra la historia de una familia aristócrata en decadencia y el relato se intercala con los conflictos en Argentina desde el siglo XXI hasta 1955. Hasta 1967 había vendido 120.000 copias. Estaba destinado a destruirse en el fuego, sin embargo, la intervención de Matilde, que lo convenció de publicarlo.
Para 1974 publicó su tercera novela, Abaddon, el exterminador, dónde se incluye a él como personaje y retoma las historias de algunos presentes en Sobre Héroes y tumbas.
Durante de la década de los 70, Sabato sentía que, como escritor, había dicho “todo lo que tenía que decir sobre los grandes temas de la condición humana: la muerte, el sentido de la existencia, la soledad, la esperanza y la existencia de Dios”. En 1983, a modo de epitafio, dijo:
Soy un simple escritor que ha vivido atormentado por los problemas de su tiempo, en particular por los de su nación. No tengo otro título.
Para la década de los ochenta, dejó de escribir debido a la recomendación médica por sus problemas de la vista. Se dedicó a pintar, aunque publicaba esporádicamente.
Durante 1983 presidió la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, que publicó el informe Nunca más, que rendía cuenta de los casos de desaparición, tortura y asesinato cometidos durante la dictadura de 1976 a 1983.
En 1984 recibió el Premio Miguel de Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana. Fue el segundo escritor argentino en recibir este premio después de Jorge Luis Borges.
Esta característica de las grandes ficciones es, precisamente, la que las convierte en grandes verdades. De un sueño se puede decir cualquier cosa, menos que sea una mentira.
El 21 de diciembre de 1990, en su casa de Santos Lugares se casó «por iglesia» con Matilde Kusminsky Richter. En 1995 murió su hijo Jorge Federico en un accidente automovilístico. Para 1998 falleció su esposa Matilde. Sus memorias se publicaron bajo el título de Antes del fin y el 4 de junio de 2000 presentó La resistencia en la página de Internet del diario Clarín, convirtiéndose de esta manera en el primer escritor de lengua española en publicar un libro gratuitamente en Internet antes que en papel. En 2004 recibió un homenaje en el III Congreso Internacional de la Lengua Española en presencia de Cristina Fernández de Kirchner y José Saramago.
Falleció durante la madrugada, en su hogar en Santos Lugares, del 30 de abril de 2011, 55 días antes de cumplir 100 años, a causa de una neumonía derivada de una bronquitis que lo aquejaba desde hacía algunos meses, además de unos serios problemas de visión.
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