Quito, 15 ago (La Calle).- Hoy se cumple el segundo aniversario desde que el Talibán volvió al poder en Afganistán, tras la abrupta retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN. El grupo está celebrando lo que considera como un «restablecimiento de la seguridad en el país».
Sin embargo, a lo largo de la nación, no hay motivos para celebrar, pues este hecho demuestra una violación de los derechos humanos. Las mujeres y las niñas son las que más sufren estas consecuencias bajo el control de este movimiento.
Además, continúan emergiendo crisis humanitarias que impactan a una población que lucha por sobrevivir en medio de la escasez de agua potable y alimentos.
Dos años de los talibanes en el poder
Hace dos años, los talibanes tomaron el control de Kabul, la capital de Afganistán, consolidando así, su regreso al poder al apoderarse de varias ciudades. Este acontecimiento tuvo lugar en medio de la retirada de las tropas de Estados Unidos y la OTAN, después de dos décadas de intervención militar.
Aunque en 2021, Afganistán aún enfrentaba desafíos para lograr estabilidad, estaba en proceso de encaminarse hacia una dirección caracterizada por gobiernos elegidos democráticamente. En ese momento, la población, especialmente las mujeres y niñas, había recuperado derechos que incluían el acceso a la educación y a oportunidades laborales.
De la misma manera, las duras sanciones físicas y las restricciones impuestas por la Sharia, que incluían la prohibición de hablar en público en voz alta, limitar la movilidad fuera del hogar sin un pariente varón, ocultar el cuerpo y evitar aparecer en balcones, parecían haber quedado atrás.
No obstante, hoy, 24 meses después de que el movimiento recuperara el control del territorio, estas humillaciones y abusos son lamentablemente una realidad latente. (DCJ)
