Quito, 26 de sep, (La Calle).- Para María Paula Romo, Patricio Carrillo Rosero fue un nuevo mesías. Según la columna que la exministra de Moreno publicado en el Portal La República, Carrillo es un mártir que dedicó: “40 años de su vida profesional a la Policía Nacional”, “fue el primero en llegar y el último en irse en el terremoto de Pedernales” y “recorrió el país entero transformando la policía comunitaria”.
En la mirada de Romo, el exministro de Interior es un semidios, que “luchó contra los mineros ilegales en Imbabura” y rescató como Hércules, a “50 policías secuestrados en Calderón”, todos estos trabajos excepcionales los cumplió afectado por la desaparición de fondos del ISSPOL.
Carrillo, en pocas palabras, fue lo mejor que le pudo pasar a esta patria. Se olvida la exministra de la crisis de seguridad fuera y dentro de las cárceles, ahí no se explaya. Cuando topa el tema, lo hace para ensalzarlo pues, “cuando pudo quedarse en su casa, decidió regresar y servir al país”.
¿Cuánto tiempo le tomaría tomar esas ideas que nos bosquejan la altura de este hombre sin par?,¿cuánto tiempo le llevaría intentar demostrarnos lo afortunados que somos de haber nacido en la misma patria del ministro Carrillo?
Nos visitó un ángel y lo tratamos como gallina apestada: ¡malos que somos!.
Carrillo, dice la exministra, cayó víctima de la crítica sin cuartel:
Él que enfrentó “solito” el paro indígena.
Él que se portó como «Rambo» contra de las bandas organizadas, terminó solo y desplumado.
¡Malos que somos!
Hay que recordar que fue Romo quien formó los corps armados de la Policía Nacional, quien los premió con vacaciones y elevaciones de sueldos constantes por sus actuaciones y que, prácticamente, es la madre putativa del exministro, pues en su administración, lo nombró Comdante General de la Policía. Ella le da la vuelta al problema y nos presenta como los responsables de no aprovechar “a las lumbreras” al frente de la seguridad. Como dijo el expresidente Moreno: les habría gustado tener otro pueblo.