Por: Xavier Lasso
Viejos conocidos se intercambian halagos hasta con exageración, con meloso e insoportable manierismo, en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea.
Ella es Diana Salazar y él Fernando Villavicencio. En 2019 se confabularon, entonces sí los titulares, el periodismo, señaló el rumbo de la investigación de la fiscalía ya presidida por Salazar. Fue en el llamado caso “arroz verde” que devino luego “soborno”.
Fernando del Rincón periodista mejicano de la Cadena CNN entrevistó a Diana Salazar, ella le dice tres años atrás, que la “investigación” de Villavicencio y Zurita sirvió para desatar una de las persecuciones políticas más brutal y expedita a la que hemos asistido, con todo el entramado montado por la fiscal se fue construyendo el esperpento de irradiación e influjo síquico.
“Esa era solo una teoría, yo la utilicé, y los jueces decidieron darla por válida”, aseveró suelta de lengua, muy arrogantemente, hasta con cierto dejo de amenaza: “me exalto a veces, es que me olvido que no estoy ante un tribunal”, dijo aún permitiéndose subir su tono, cuando estaba frente a asambleístas que bien pueden pedirle cuentas y destituirla.
Ante la comisión de la Asamblea hoy dice que a ella no la mueven las notas periodísticas, hoy no porque el llamado caso “danubio” tiene como principales sospechosos a una buena cantidad de asesores del actual gobierno, al que la fiscal resulta funcional.
Muy cínica ella, muy destructora del aparato judicial, por mucho que pretenda hablar bonito: mucho continente, muy poco contenido.
Una fiscal general que tanto daño hace porque escoge a quién indagar, a quién perseguir por mucho que haya repetido, como cuando a uno la mala conciencia lo asecha, que no, que ella solo usa cierta técnica y no ve a quién le cae la dureza de la justicia.
¿Cuánto de la técnica que dice ella usar habrá sido aprendida en los Estados Unidos? Seguramente mucha, porque es la mimada de la Embajada, y lo será, como Moreno, hasta que les resulte útil en todo este montaje que no solo se ha utilizado en nuestro país. Hoy hemos visto como se desata otra persecución a Cristina Fernández de Kirchner, la cuestión es apartarla, como a Correa, de la lid electoral porque el designio central es no exponer a “su democracia”, a políticas que fortalecen al Estado para que los poderosos no hagan lo que les da la regalada gana.
La fiscal de Ecuador, los de Argentina, están al servicio de interés que no pueden ser expuestos a la luz del día, lo de ellos solo es posible en meandros sórdidos, opacos.
Habrá que esperar un poco más, habrá que resistir porque un mal así no ha de durar “cien años”.