Por: María Isabel Burbano
Quito, 19 ago (La Calle). – La trayectoria de Javier Vásconez (Quito, 1946) abarca cuatro décadas desde que se publicara Ciudad Lejana (1982) hasta el Coleccionista de Sombras (2021). Varios personajes – quizá el más famoso sea el doctor Josef Kronz – han pasado por la vista de sus lectores y dan cuenta de un estilo, producto del ingenio, talento y el esfuerzo del autor.
“Las editoriales en el país son pequeñas, muy modestas, que distribuyen de forma muy precaria entre una ciudad. En Guayaquil no hay los libros que hay en Quito y viceversa. (…) Personalmente he tenido suerte, desde el principio de mi carrera me incorporé a las editoriales privadas. Terminé de escribir Ciudad Lejana, que fue mi primer libro, lo publiqué en editorial El Conejo y fue el segundo título de la editorial”, dijo en entrevista para Radio La Calle.
Vásconez definió de forma precisa a la escritura, con la conciencia de un artista esmerado. “Para mí, escribir no es redactar y hay que diferenciarlo muy bien. Una cosa es redactar un texto, incluso se puede redactar un cuento y a lo mejor el capítulo de una novela. Para mi escribir es ofrecerle al lector – sin que yo piense en los lectores, nunca he podido pensar en uno concreto – una posibilidad de que intervenga en la lectura, a partir de cómo está estructurada una frase, un lugar o un personaje”.
Su trabajo literario tiene como objetivo darle un estilo propio a la novela ecuatoriana que, a lo largo de la historia, parece estar escondido. “Quería darle a la novela ecuatoriana un estilo propio. Me parece que a veces aparece una cierta torpeza, precariedad en la forma cómo están escritas. Un estilo que englobe cadencia, elegancia y ritmo. Cuando uno lee un párrafo de determinado autor enseguida se lo reconoce por la forma en la que está armada”.
Las ciudades son el lienzo donde el novelista expone a sus personajes con sus interrogantes y miedos. “Quise hacer a Quito, que no tiene nada especial y es casi un suburbio, una ciudad literaria. No sé si lo he conseguido, pero es lo que he intentado durante muchos años. En la mayoría de mis libros ya la he vinculado con Madrid, Barcelona, París o Nueva York porque he querido sacarla de su encierro, de su vasija de barro”.
Para el autor, aunque el tener pocos lectores no ayuda al negocio de los libros, en algunas ocasiones mantiene la calidad y comprensión de la literatura. “Lo peor no es que se lea poco porque quizá esos pocos que leen a lo mejor leen bien. Lo peor a mi modo de ver son los que dicen que leen y no leen nada. Hacen de la literatura una especie de moda y frivolidad”.
Escuche la entrevista completa al escritor en el siguiente enlace:
https://go.ivoox.com/rf/91273628
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