por: Alexis Ponce
A las 2h30 de la madrugada, un viejo y querido militante solidario con los indios desde siempre, fue el primero en darme a conocer la detención de Leonidas Iza en el Ecuador, capturado en la congelada Pastocalle, allá en la zona de Cotopaxi donde se disputan Clirsen y la Brigada de Paracaidistas la parte más fría del páramo andino, que un día de julio de 1994 la crucé a pie con la APDH en anunciadora caminata de una trágica partida: la de Luz Helena Arismendy, la Madre Coraje de los Desaparecidos Hermanos Restrepo y del Ecuador.
Iza había sido violentamente detenido por fuerzas especiales del ejército y la policía, hoy al servicio de Lasso, de una élite económica blanco-mestiza interesada en privatizar a cualquier costo el banco del Pacífico, el IESS y el sistema de salud, y una élite mestiza e indígena que cree cogobernar el país desde el Legislativo, la presidencia del CNE y otros cargos políticos heredados desde el régimen de Moreno hasta hoy, a la aristocracia política de Pachakutic.
Mi solidaridad con Iza. El siguiente capítulo será la aparición de la inefable Fiscal Salazar a través de uno de los suyos, citando algún artículo del intocado COIP para levantar el auto cabeza de proceso, a la par que el tramo quizás sea acompañado de una posible acusación circense de los Villavicencios, o de los Alarcón y empresarios ultras, o del yanaconismo municipal de Guarderas, o del Andrés Paez y toda la numerosa pléyade “libertaria” de candidatos ultracuruchupas hoy cocinados para inminentes alcaldes de Quito.
El sesgo cruelmente racista de esta detención será obra del poderoso partido mediático, cuya Posta se retrató en un vomitivo tuit con la aversión política a lo indigena que no se ha vendido a Lasso: “Este lunes que empieza el paro, es el único día en que trabaja Iza”.
La dureza mediática y de la red social controlada por los troles de zapato rojo, será culminante: presentarán la detención de Iza como la prueba del “Desahuévate Ecuador” ????y del éxito casi que gamonal de Lasso.
La medida significa, finalmente, que los operadores del poder empujarán la agenda del inevitable cuanto posterior diálogo y el toma y daca de la negociación con la Conaie, exclusivamente al terreno de la ínfima consigna “libertad de los detenidos” sin tocar ninguna de las medidas estructurales.
Esta detención significa, además, que el poder quiere que todo se radicalice para salir ganando en la confrontación y de la probable virulencia social de los siguientes días.
Desde que el infame pope Gapón azuzara en 1905 a la masa popular rusa enardecida, la confrontación con la salvaje y armada guardia del zar, provocando la masacre de Petrogrado, el poder no cambia de método ni de estrategia: usa la provocación como medida, para azuzar primero y ganar después. Es todo lo que saben hacer. Aquí, en la aldea, el pope Gapón es plural, o sea son varios los envilecidos provocadores en las faldas del aparato gubernamental (que es anti-Iza y contrario a su corriente renovadora del Ecuarrunari) que a la sombra del poder intentan un nuevo escenario de más cuotas y más poder: las Romos azuzando el choque urbano-rural, los Villavicencios consiguiendo audios que, por fin, los delatan, al confirmar ellos mismos que los aparatos de Inteligencia, dejados por Mario Pazmiño y Edgar Vaca, les aprueban ser “veraces”, no importa que sean sacados de contexto. También las impresentables Lloris, los anfibios Quishpes, los reptilíneos Santis y toda la pléyade amazónica-serrana de Confeniaes-Pachakutiks que hace años viven de cargos y cuotas, buscarán ganar “alguito más” tras la radicalización del poder contra Iza y la búsqueda de su derrota para aplacar toda resistencia social organizada durante los próximos 3 años. Más los Páez y los apalancadores de su candidatura a alcalde, siempre tras bambalinas y siempre en nexos por el poder con la aristocracia política criolla y la aristocracia política indígena.
El legendario príncipe rojinegro, Kropotkin, hizo un recuento en 1905, de la provocación montada por el pope Gapón que, a la larga, no impidió la dura derrota y eliminación del zarismo 12 años más tarde:
“En Enero de 1905, el Pope Gapón, que lideró una asociación obrera patrocinada por el gobierno y ligada a la policía política del Zar (la Ojrana) condujo, como corderos al matadero, a miles de obreros hacia el Palacio de Invierno para que el “padrecito Zar” escuchara el pliego de los proletarios: algunas medidas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y de los pobres, junto a algunas reformas de carácter democrático liberal. También pedían el término de la guerra. Mientras cargaban estandartes religiosos y entonaban canciones de carácter religioso y patriótico, aparte de alabar la figura del Zar, los cosacos les cerraron el paso. Cuando intentaron avanzar para alcanzar el Palacio de Invierno, la orden fue implacable: disparar a matar. Alrededor de mil personas sucumbieron en la lluvia de balas, en aquella fatídica jornada que sería grabada como “El Domingo Sangriento”, la cual cercenó por siempre el vínculo afectivo del pueblo ruso hacia el “padrecito Zar”.
Los Gapón de la aldea pueden equivocarse creyendo que una celda, una celada penal y el miedo social, acabarán con un inacabable derecho popular y humano a la protesta, consagrado desde 1789, en un lejano día en que otros Gapón fueron echados de la Historia.