Quito, 15 ene (La Calle). – El 15 de enero de 2007, Rafael Correa Delgado asumía la presidencia de la República. Más allá de afectos u odios que puedan tener los ecuatorianos hacia este actor político, su llegada a Carondelet marcó un antes y después en la historia del país.
Correa fue el undécimo presidente desde el regreso a la democracia (1979), eso si no contamos a Fabián Alarcón y Rosalía Arteaga que ocuparon el lugar de Abdalá Bucaram para terminar su mandato. Para cuando el economista llegó a la presidencia, habíamos tenido tres caídas de Gobierno: Bucaram, Mahuad y Gutiérrez. También sufrimos la sucretización de la deuda (Hurtado), un feriado bancario (Mahuad), los delitos de lesa humanidad (Febres Cordero), la dolarización (Noboa). Además de dos conflictos con el Perú (Roldós y Durán). El país en 2005 era como un traje lleno de agujeros que iba degenerándose cada vez más.
Un poco de historia
Los 28 años anteriores a Correa impusieron un régimen neoliberal y subyugado a los Estados Unidos. La muerte del expresidente Roldós todavía trae dudas ¿fue un accidente o estuvo planificado? Nuestro país regresaba a la democracia cuando Reagan llegaba a la Casa Blanca y se llevó muy bien con Oswaldo Hurtado y León Febres Cordero.
En 1983, el Banco Central asumió la deuda externa, eso le generó al Estado un perjuicio de USD 4.462 millones y permitió firmar los siguientes convenios de refinanciamiento de dicha deuda y el camino para la caída de nuestro sistema económico con políticas que beneficiaban a los bancos privados. Esto se cocinó en el período de Durán Ballén y la Ley de Instituciones Financieras, que liberalizó las tasas de interés y permitió la libre circulación de capitales y el aumento de los créditos vinculados, que proliferaron sin control.
Los banqueros financiaron la campaña de Jamil Mahuad. Las políticas públicas permitieron la entrega de créditos a la banca a través de instituciones del Estado. El Congreso creó instituciones como la Agencia de Garantías de Depósitos (AGD) para que el Estado asuma las deudas de los bancos privados. Eso generó el colapso de 1999. El feriado bancario dio paso a la pérdida de los ahorros de los ciudadanos y la migración masiva a países como España y Estados Unidos.
Cuando llegó Lucio Gutiérrez en 2003, el país intentaba recuperarse y aprender a convivir con el dólar, la moneda que, desde el 2000, es de uso oficial en el país. Gutiérrez quería tener buenas relaciones con Estados Unidos. El regreso de Bucaram, el escándalo de la ‘pichicorte’ y sus parientes en cargos públicos precipitaron su salida.
La Revolución Ciudadana
Para concluir ese período estuvo Alfredo Palacio, que no cambió mucho el manejo del Estado que dejó su antecesor, sin embargo, de allí aparece la figura de Correa, ministro de Economía, que empezó a trabajar en un nuevo proyecto político.
Correa pertenece al grupo que se ha denominado “socialismo del siglo XX” que para inicios de la década del 2010 ya estaba posicionado en la región. Antes del economista, Hugo Chávez ya gobernaba Venezuela.
Más allá de los vacíos y errores, que en efecto existieron, los 10 años de la Revolución Ciudadana buscaron mejorar la economía del país, tras los más de 20 años de lo que Correa denominó “la larga y oscura noche neoliberal”. Estas políticas buscaban mejorar nuestras condiciones como país exportador de petróleo y otras materias primas, además de renegociar los préstamos y la deuda externa. También que la salud y la educación pública mejoren su nivel y permitan a los ciudadanos estar sanos y acceder al conocimiento.
La redistribución de responsabilidades en el Gobierno permitieron que tengamos vías de primer orden que mejoraron el turismo y la producción. Arreglar el sistema permitió también la creación de proyectos a gran escala, ensombrecidos ahora por el lawfare y los procesos judiciales.
Después de la RC
Correa y la mayoría de los ecuatorianos confiaron en que Lenín Moreno, vicepresidente por dos ocasiones, seguiría la misma senda de políticas públicas en beneficio del crecimiento del país. Apenas tuvo la oportunidad, Moreno dejó atrás al partido que lo llevó al poder. Las cosas cambiaron y las políticas económicas se pusieron al servicio de la élite y no de los ciudadanos. El alza de los combustibles nos llevó a movilizarnos 13 días en contra de la soga al cuello que querían imponernos Moreno, Martínez y Romo.
La pandemia, sumada a la crisis económica y las reformas de la Asamblea Nacional sumió a los ecuatorianos en la pobreza, la informalidad y el desempleo. Moreno volvió a trabar amistad con Estados Unidos, una en donde tenemos las de perder.
2022
Así llegamos al 15 de enero de 2022, 15 años después del momento en que un puñado de ciudadanos decidieron “rescatar la patria” de unos grupos que la tuvieron secuestrada, como dijo Correa en las primeras líneas de su discurso. Ahora el futuro se vislumbra oscuro. Mark Twain decía que “la historia no se repite, pero rima”. El “sistema perverso” del que hablaba el expresidente está de nuevo en el país.
Las inversiones extranjeras, la venta de bienes rentables del Estado, las reformas tributarias y la evasión fiscal son solo una parte del iceberg de las políticas del presidente Lasso. Recuperar la patria ahora es tarea de los que vivimos en ella y siempre nos quedarán las calles.