Edwin Jarrín / @edwinjarrin
Hay años en los que no vives en absoluto y de pronto toda tu vida se condensa en un solo instante. Es lo que pasó con Arturo Jarrín, líder de Alfaro Vive Carajo (AVC) desde que fundó la organización hasta su asesinato el 26 de octubre de 1986.
A breves rasgos podemos decir que Arturo era un hombre bueno, es decir, tenía conciencia social en un país donde la desigualdad y los gobernantes lo habían sumido en la miseria. Y su vida fue una lucha para cambiar lo que por tanto tiempo había visto en sus recorridos con el padre a lo largo del territorio nacional.
Arturo dejó una huella para la posteridad en Ecuador. Y por eso en un ejercicio de memoria y justicia, en Radio La Calle compartimos las palabras de su hermano Edwin en el trigésimo quinto aniversario de su muerte.
El lunes 27 de octubre de 1986, los noticieros del medio día repetían una MENTIRA oficial: “Arturo Jarrín, líder de AVC fue abatido en un enfrentamiento con la policía”.
Mi madre con inmenso dolor, en la funeraria el martes 28 de octubre daba una rueda de prensa, pedía al gobierno de LFC que pare la represión y denunciaba que Arturo no murió en enfrentamiento, su cuerpo tenía huellas de tortura, fue asesinado
Los archivos de la década del 80’ de la PN, dan cuenta de una planificación para “eliminar” a todos aquellos que eran considerados subversivos, utilizando métodos por fuera de la ley
Estos documentos calificados como “secretísimos” fueron elaborados por el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), y tuvieron como base la Ley de Seguridad Nacional expedida por el Triunvirato Militar en 1979
La planificación para combatir al denominado “enemigo interno” configuró un sistema represivo entre 1984 y 1988, desplegado por el Frente Militar (dirigido por el Ministro de Defensa y operativizado por las Fuerzas Armadas) y el Frente Interno (dirigido por el Ministro de Gobierno y operativizado por la Policía Nacional)
En este marco represivo, desde 1984 la Policía Nacional creó una estructura clandestina al interior del Servicio de Investigación Criminal de Pichincha (SIC-P), conocida como SIC-10, para encargarse de la lucha “contrainsurgente”
La existencia del SIC-10 ha sido negada históricamente –incluso hasta la actualidad por algunos miembros policiales–, esta demostrado su funcionamiento en Quito, Guayaquil y Cuenca, así como los nombres de sus principales integrantes
Con el transcurso del tiempo, el SIC-10 fue institucionalizándose, y el 14 de febrero de 1986, a través del Decreto Ejecutivo Reservado No. 1601, se consolidó orgánicamente como Unidad de Investigaciones Especiales (UIES)
La UIES fue la unidad especializada de la Policía Nacional encargada de las tareas antisubversivas, a través de acciones que implicaron violaciones a los derechos humanos
Y específicamente en el caso de Arturo Jarrín, fue ésta estructura policial la encargada de su persecución, detención ilegal, tortura y ejecución extrajudicial.
Arturo Jarrín llegó a Panamá el 07 de octubre de 1986, conforme consta en el permiso de entrada sellado en su pasaporte por el Departamento de Migración de ese país. Debido a la persecución, Arturo Jarrín viajó con el nombre de Milton Cervantes
En Panamá, Arturo Jarrín tomó contacto con miembros del M-19, entre ellos Carlos Pizarro y Antonio Navarro Wolf, quienes le brindaron apoyo y protección en su estadía
Los miembros del M-19 tenían libre movilidad en Panamá, por un acuerdo llegado con el entonces presidente Manuel Noriega, según la versión de Antonio Navarro Wolf.
La decisión de Arturo Jarrín de viajar a Europa es confirmada con el pasaje aéreo de la compañía KLM con destino final Belgrado – Serbia, el sábado 25 de octubre de 1986
Este documento, junto con el pasaporte, quedaron entre sus pertenencias en la ciudad de Panamá y fueron entregados a nosotros tiempo despues de su muerte
El viernes 24 de octubre de 1986, Arturo Jarrín salió a una reunión en Panamá, sin protección ni acompañamiento. Ese día, mientras realizaba llamadas telefónicas internacionales fue detenido por Pablo Quintero Reyes
Este militar de las Fuerzas de Defensa de Panamá, con órdenes superiores del Presidente Manuel Antonio Noriega. La detención se produjo en los exteriores de las cabinas telefónicas
Arturo Jarrín fue trasladado al aeropuerto de Panamá y puesto a disposición del entonces Embajador de Ecuador en Panamá, General Grivaldo Miño y finalmente enviado a Quito.
Al arribar a Ecuador, Arturo Jarrín fue trasladado con el conocimiento del Coronel Holguer Santana y el Teniente Marco Paredes, Jefe y Oficial del SIC-P respectivamente, al sector de Tambillo
Ahí funcionaban las caballerizas de la Policía Nacional conocidas como La Remonta. En dicho lugar fue salvajemente torturado, conforme se refleja en la autopsia realizada a su cadáver
En ese lugar se encontraban los oficiales de la UIES, Edgar Vaca y Alberto Revelo, con el personal de tropa Wilson Zapata y José Benigno Rivas.
El 26 de octubre de 1986, aproximadamente a las 22h30, Arturo Jarrín fue ejecutado extrajudicialmente en el sector de Carcelén. La Policía Nacional, difundió la siguiente noticia:
“Se trató de un enfrentamiento armado con agentes de Policía que se encontraban patrullando casualmente en el sector de Carcelén de la ciudad de Quito; cuando pudieron distinguir a Arturo Jarrín transitando con dos compañeros por la calle,
al pedir que se detengan Arturo Jarrín y sus dos acompañantes habrían respondido con disparos de arma de fuego, por lo cual la Policía actuó en su defensa disparando en contra de ellos, cayendo abatido Arturo Jarrín; sus otros dos compañeros se habrían dado a la fuga”.
Los policías que supuestamente intervinieron en el enfrentamiento son Carlos Toapanta y Raúl Venegas, agentes del SIC-P, cuyo jefe inmediato era Holguer Santana, además del agente Bernardo Arévalo de la UIES, bajo el mando de Edgar Vaca.
Los policías mencionados fueron obligados a atribuirse la responsabilidad en la muerte de Arturo Jarrín, con la firma de un parte policial que fraguaba un enfrentamiento
Como en otros casos de violaciones de derechos humanos; dicho parte fue elaborado por Luis Crespo
Estos policías también fueron obligados a dar su testimonio en el proceso judicial dirigido por el Juez de Policía Luis Méndez, prevenidos de que serían sobreseídos, con el aporte de la fraudulenta investigación realizada por Jorge Rodríguez, oficial del SIC-P
Cuyo jefe inmediato era Holguer Santana. El Director Nacional de Investigaciones, Galo Zumárraga, y el Comandante de la Policía Nacional, Luis Suárez, tuvieron pleno conocimiento de este juicio
El desenlace fue efectivamente el sobreseimiento de los tres policías por parte de una Corte Policial, como también ha sucedido en otros casos de violaciones de derechos humanos.
Existen los elementos de convicción suficientes para refutar categóricamente esta falsa teoría esgrimida al pueblo ecuatoriano por 35 años, Arturo Jarrín fue víctima de detención ilegal, torturas y ejecución extrajudicial
Sus asesinos fueron condecorados
35 años después seguimos en la lucha por la verdad, la recuperación de la memoria y el nunca más a las violaciones de derechos humanos. La historia se repite, el Estado con nuevas formas de tortura busca eliminar a quienes luchan por la justicia.
La primera subversiva, es una mujer vieja y de rostro horrible. ¿Su nombre? Pobreza, su compañera más cercana, la injusticia. Luego viene una larga lista.
La lucha continúa, #TodosSomosArturo