Adrián Pérez, redactor.
Quito, 1 de oct. (La Calle).– El Dr. Raúl Oleas, cirujano oncólogo y hepatobiliar, compartió en el noticiero La Ventana lo siguiente: “Hay un 30% de enfermedades del hígado, que han surgido en casi dos años de la pandemia. Debido al encierro y el impacto económico, se dejó de diagnosticar, convirtiéndose en un problema de salud pública”.
Hígado Graso
El hígado graso se produce por un sedentarismo aumentado por obesidad, por desarrollo de enfermedades asociadas como diabetes, prediabetes, insulina o resistencia, mecanismos asociados con la falta de movilidad o ejercicio y un pésimo sistema de alimentación. La gente consumió por la pandemia productos elaborados, empaquetados y eso repercute en su salud.
Indicios
Básicamente el aumento de peso, alrededor del 10% o más del peso usual, el cambio de la morfología física, aumento de barriga. Disminución del perímetro de los hombros en relación al perímetro abdominal, se relaciona con enfermedades cardiacas e hígado graso camino hacia la cirrosis y cánceres.
¿Cómo prevenir?
Las recetas de alimentación equilibrada, básicamente consumir y gastar la energía que ingerimos, independientemente de la actividad física, si comemos azúcares que se transforman en grasas como reserva el organismo los deposita en varios lugares como abdomen e hígado. Gastar de cualquier forma esta grasa, caminando, o haciendo ejercicio, bicicleta, etc. También ayuda bajar la cantidad de alimentos a la mitad de las dosis.
¿Medicamentos milagrosos?
No hay protectores hepáticos, son estrategias de marketing. La gente desperdicia recursos económicos, estas sustancias lesionan al hígado porque pueden generar toxicidad hepática si se ingiere en dosis inadecuadas, se produce la inflamación del hígado, es decir hepatitis que conduce a la cirrosis.
Chequeos médicos fundamentales
En los pacientes de más de 45 años un control rutinario anual, en función a nuestra genética, cuando tenemos familiares con esta clase de enfermedades deben realizarse cada 6 meses.