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Hace 48 años un golpe de Estado terminó con el gobierno y la vida de Salvador Allende

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Quito, 11 sep (La Calle).- Hoy se conmemoran 48 años del golpe de Estado que terminó con el gobierno y la vida del presidente chileno Salvador Allende. Desde Radio La Calle, recuperamos algunas voces que, años atrás, recordaron cómo la derecha latinoamericana celebró este suceso que dejó miles de muertos, desaparecidos y torturados.

La política y periodista María Augusta Calle recordó que aquel 11 de septiembre de 1973, la calle Amazonas de Quito se llenó de voces de la ultraderecha chilena, acompañada de la ultraderecha ecuatoriana, que celebraban el golpe de Estado.

“Una generación de soñadores fue liquidada, aniquilada, por el gobierno estadounidense. No es una elucubración, esto ha sido reconocido por los mismos Estados Unidos, para cortar las flores de la justicia que empezaban a crecer en América», dijo.

El académico chileno, residente en Ecuador, Leonardo Ogaz explicó que la derecha chilena –apoyada por la derecha latinoamericana y el gobierno de Estados Unidos- generó en el país suramericano una oposición de masas al gobierno de Allende.

“Las clases medias profesionales, los pequeños comerciantes, los camioneros fueron movilizados por la derecha para generar una base de apoyo de masas. En Chile hubo una línea de masas que generó las condiciones sociales para presionar a los militares a que tomaran el poder rompiendo una larga tradición institucional”, sostuvo el profesor de la Universidad Salesiana de Quito.

Ogaz, quien con 23 años vivió de cerca el golpe en Chile como dirigente político estudiantil en la Universidad Técnica del Estado, recordó que los medios de comunicación jugaron un papel importante en el golpe.

“Por ejemplo, diario El Mercurio recibió financiamiento de los Estados Unidos para generar una campaña en contra de Allende. Lo hicieron muy hábilmente, articularon a las clases medias profesionales, las volvieron histéricamente antisocialistas con el mensaje de que con este gobierno perderían sus privilegios. De alguna manera se articuló el golpe de Estado desde la prensa”, dijo.

Asimismo, Miguel Soto, docente chileno que residió en Quito, destacó los vínculos imperialistas y antisocialistas que se tejieron entre las derechas oligárquicas y líderes del imperialismo.

“El expresidente Ronald Reagan felicitó a Augusto Pinochet por salvar a Chile del comunismo. Reagan veía al régimen de Pinochet como un aliado anticomunista que merecía el apoyo de Estados Unidos”, explicó.

“La derecha criminal estaba y creo que todavía está vinculada y actúa bajo pedido de Estados Unidos”, sostuvo.

Por ejemplo, Soto recordó una investigación de los periodistas chilenos Claudio Farfán y Fernando Vega, denominada “La historia privada de los Pinochet”, en la que develan los estrechos lazos entre Pinochet y Agustín Febres-Cordero, hermano del expresidente León Febres-Cordero, quien fungió como ministro de Defensa en el gobierno de Otto Arosemena Gómez.

La investigación también señala que Pinochet, mucho antes de ser general, llegó a Ecuador para organizar la academia militar del país andino. Algo similar sostiene el abogado Alfonso García, hermano de José Félix García, uno de los cuatro ecuatorianos desaparecidos durante la dictadura de Pinochet.

Pinochet “fue profesor de la Academia de Guerra del Ecuador, por eso acá en el Ecuador era intocable», afirmó.

El cambio profundo en materia social y económica propuesto por Allende, en la que la nacionalización de la riqueza del cobre del país era una de las principales premisas, lo enfrentó con las grandes compañías norteamericanas, que apoyaron y financiaron el proceso golpista al verse afectadas.

Asimismo, la nacionalización de la banca y los seguros y la profundización de la reforma agraria, promovieron una campaña rabiosa de las clases dominantes de derecha, para desestabilizar al gobierno.

La dictadura chilena dejó más de 3.200 muertos, 1.000 desaparecidos y 48.000 personas detenidas y torturadas por razones políticas, según cifras del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Santiago de Chile.