Quito, 14 de ago (La Calle).- Hoy, 14 de agosto, se conmemora, por primera vez, el Día de la Lucha Contra la Violencia Sexual en las Aulas, en el Ecuador.
Esta fecha se asignó en memoria de Paola Guzmán Albarracín. Una adolescente guayaquileña de 14 años que fue víctima de abuso y violencia sexual, en un centro educativo público.
“La Estrategia Nacional se construye junto a nueve instituciones para erradicar la violencia sexual en el ámbito educativo”, publicó la Secretaría de Derechos Humanos en su cuenta de Twitter.
El Caso de Paola Guzmán
Paola era una adolescente de 14 años que vivía en Guayaquil junto a su madre y hermana. Estudiaba en un colegio público y empezó a tener problemas de rendimiento académico en 2001.
El vicerrector de la institución, Bolívar Espín, aprovechó las malas calificaciones de Paola ofreciéndole una supuesta ayuda académica para que mejorara sus calificaciones. Sin embargo, el objetivo de Bolívar -50 años mayor a Paola- era aprovecharse de su posición de poder y abusar de ella.
El continuo abuso y violencia sexual de Espín le generó mucho sufrimiento a Paola. El 12 de diciembre de 2002, Paola ingirió diablillos; un tipo de sustancia pirotécnica muy tóxica y peligrosa para el organismo. Al llegar al colegio, la niña empezó a sentirse mal. Sus compañeras la llevaron a la enfermería, pero las autoridades del colegio no hicieron nada a pesar de la gravedad de la intoxicación.
Asimismo, las autoridades no llamaron a su mamá. Le dijeron que “se pusiera a rezar y a pedir perdón”. No obstante, las compañeras de Paola comunicaron a su madre sobre la situación de su hija.
Doña Petita, madre de Paola, llevó a su hija al hospital, pero ya fue demasiado tarde. Paola murió a los 16 años como consecuencia de una intoxicación con fósforo blanco, al día siguiente.
Días después, doña Petita se enteró que el causante real de la muerte de Paola fue el vicerrector Espín que la acosó y violó durante dos años.
La madre de Paola intentó buscar justicia en Ecuador, pero todo quedó en la impunidad. Los estereotipos de género, el sistema de justicia, los medios de comunicación y la comunidad culparon a Paola por haber, supuestamente, seducido al vicerrector Espín.
No obstante, 18 años después, doña Petita logró que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenara a Ecuador por no haber protegido a Paola de la violencia sexual que sufrió.
La Corte ordenó restablecer el buen nombre de Paola. Asimismo, reconoció que como a ella no se le garantizó el derecho a la educación sexual y reproductiva, no tuvo herramientas suficientes para comprender y denunciar el abuso del que fue víctima.
Para que nadie repita la historia de Paola, la Corte estableció que todos los estados de América Latina y el Caribe deben garantizar la educación sexual y reproductiva adecuadamente a niños, niñas y adolescentes. De igual forma, establecer políticas para eliminar los estereotipos de género.
En diciembre de 2020, Ecuador reconoció su responsabilidad. Le otorgó el título póstumo de bachiller a Paola y declaró el 14 de agosto como el Día Oficial de Lucha Contra la Violencia Sexual en las Aulas en el Ecuador.