Basura electoral: Las pecas y verrugas de mi ciudad – Opinión

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Basura electoral: Las pecas y verrugas de mi ciudad

Tu amigo Big

Es sábado, una espléndida mañana del mes de abril. Estaba soleado y, aunque uno no debe confiar en el clima de esta ciudad, decidí caminar por la linda ciudad de Quito; la idea es hacer algo de ejercicio. Sentí un poco de contaminación en el ambiente, la habitual en esta metrópoli llena de autos y buses, sin embargo, continué con mi camino.

Los colores, sonidos y texturas de esta urbe pasan desapercibidas para mi, pues he crecido en Quito; ya no me sorprenden las bellezas por las que ha sido galardonada como Patrimonio Cultural de la Humanidad; pero justo vino a mi cabeza una curiosidad y fue entonces cuando lo vi, ahí colgado en un poste, después de tanto tiempo, tantas lluvias, tantos soles… eso seguía ahí. Mi mirada se puso en el cartel de plástico de uno de los partidos políticos que pululan en esta ciudad; ese cartel que incitó a votar “SÍ Y SIETE VECES SÍ EN LA CONSULTA”, hace un poco más de tres años.

Banderines plásticos desgastados, retazos de carteles, paredes pintarrajeadas, son algunas de las pecas y verrugas que muestra la Carita de Dios a sus habitantes y visitantes, quienes transitan sus calles cada día con diversos fines.

En ese momento pensé ¿por qué eso está ahí, después de tanto tiempo que pasó de esos comicios? Si un partido político o algún grupo social se vio en la necesidad de diseñar e imprimir eso, ¿quién es el responsable de sacarlo?

Este es un tema muy importante; según estudios de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla el 90% del material electoral se puede reciclar; pero si se queda en el ambiente tardará 20 años en degradarse. Y pues, creería que nadie quiere tener en su ciudad unas banderas panfletarias durante todo ese tiempo.

Esa misma tarde, acudí donde un amigo que tiene en mente ser candidato a la concejalía de Quito en las próximas elecciones. Le consulté acerca del tema, pues, aunque el Consejo Nacional Electoral es el encargado de proporcionar esa información, decidí dejarlo para el último. No estoy en una etapa de mi vida en la que quiera inmiscuirme en más trabas burocráticas. Mi amigo me dijo que es precisamente el partido político el que se debe encargar de retirar toda la propaganda que han generado sus intentos por acceder a los curules y cargos públicos de elección popular.

Le propuse que en su campaña se dedique a limpiar un poco la basura electoral de las otras elecciones. Espero tenga tiempo y tome en cuenta el consejo. Sé que más de un quiteño se lo agradecerá y le regalará un voto por ese gesto.

Con esta visita finalizó mi sábado, pero mi indignación sobre este tema seguía ahí. ¿Con qué cara nuestras autoridades critican, reclaman y sancionan a graffiteros, si ellos no fueron capaces de limpiar las paredes que pintaron con las consignas de su campaña, no retiraron sus banderines plásticos o, mucho menos, reciclaron los carteles electorales?

Como residente de esta ciudad, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad y varias veces premiada como destino turístico, me da tristeza ver este tipo de basura que mancha la urbe que nos acoge. Y hago un llamado a nuestras autoridades, pues necesitamos de una verdadera legislación, que exija a los partidos políticos y movimientos sociales retirar su basura electoral una vez que hayan finalizado sus campañas.

Además necesitamos que especifiquen a estos partidos cuál es el procedimiento para el reciclaje de sus carteles y banderines, cómo son tiempos de entrega, a qué centros de acopio o cuáles plantas recicladoras reciben dicho material.

Esperemos que en estas nuevas elecciones nuestros candidatos y futuras autoridades se preocupen por el impacto ecológico de estos procesos y por embellecer una vez más a Quito, carita de Dios.

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