Quito, 22 dic (La Calle). – Estoy segura de que casi todos hemos escuchado de la película o hemos visto a Audrey Hepburn con su vestido negro, perlas y cabello recogido. Sin embargo, el libro de Breakfast at Tiffany’s, de Truman Capote, es mucho más.
Esta historia tiene todos los tintes realistas que caracterizan a la literatura de Truman Capote. Claro, Capote es conocido como uno de los inventores del periodismo literario aunque no fue el único. Lo más importante de esta forma de ficción/no ficción es la relación entre el autor y su obra.
En esta pequeña novela, un escritor anónimo narra las aventuras de Holly Golightly, una mujer bella que vive en Nueva York a costa de sus amantes ricos. Parece muy simple; sin embargo, la desidia y la ausencia de esperanza que vive Holly Golightly se relaciona muy de cerca con la realidad de Estados Unidos.
La idea del sueño americano, en este caso inmortalizado en alguien que lo vive, se convierte en una vida insípida, siempre en fuga y vacía. La chica que lo tiene todo y, a la vez, siente no merecer ni querer nada tal vez es lo más realista que se puede escribir en la actualidad.
Esta novela es considerada una joya porque es bella, elegante y precisa. Pero si vemos más allá de la superficie, también nos encontramos con esa eterna inconformidad que caracteriza a nuestro tiempo desde la modernidad. Imposible no dejarnos seducir por Capote.